El señor Michael Crowley es uno de los mejores periodistas del mundo. Graduado de la Universidad de Yale, ha sido reportero en el Boston Globe y ha publicado en The New York Times, The Atlantic, GQ, New York Magazine y Slate. Es tan destacado que Michael Crichton basó un personaje de su novela Next en él.

Time es la revista con mayor circulación en el planeta, su influencia es sencillamente enorme en todos los países existentes y sus portadas normalmente son noticia en numerosos medios de comunicación de Europa, América, Asia…

No hay en México ningún medio con la credibilidad de Time. Y desde luego pocos periodistas en nuestro país, o tal vez ninguno, pueden presumir un currículum como el del señor Crowley.

Pues bien, Michael Crowley ha tenido que publicar en su cuenta de Twitter lo siguiente:

 

Traduzco el tweet:

Remarkable how many critics of Mexico's president seem to believe I must have literally taken a bribe to write a positive story about him

“Llama la atención cuántos críticos del presidente de México creen que tuve que haber tomado un soborno para escribir positivamente de él”.

Como ya es ampliamente conocido, Crowley entrevistó a Enrique Peña Nieto y a sus secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Hacienda, Luis Videgaray, para el reportaje principal de la revista Time.

Palabras más, palabras menos el periodista de Time dijo que Peña Nieto y sus colaboradores están salvando a México.

Lo que ha dicho Michael Crowley de Peña Nieto coincide con lo que se ha publicado muchas veces en el diario más influyente del mundo, Financial Times; en El País, sin duda el mejor periódico escrito en nuestro idioma; en The New York Times, para muchos la catedral del periodismo global; en The Economist, una revista especializada en negocios simple y sencillamente muy bien hecha, y en muchos otros medios globales.

Lo que el señor Crowley no sabe, pero ya se lo debe estar imaginando, es que la morralla periodística mexicana, para sentirse “creíbles, “objetiva”, “independiente”, y “valiente” cada vez que fuera de México se reconoce el gran esfuerzo que ha hecho Peña Nieto para modernizar al país con las reformas estructurales, se pone a gritar -es una morralla que si algo sabe hacer es alzar la voz-, y pone a gritar a sus tontos utilizables, es decir,  sus seguidores en Twitter, que todos los más importantes medios del mundo que se atreven a hablar bien de EPN fueron comprados o sobornados y, por lo tanto, se les etiqueta como “prensa vendida”.

Desgraciadamente, si se va a modernizar con las reformas el sector energético, si va a cambiar el sistema financiero, si se van a abrir las telecomunicaciones a más competencia, logros que están dándose gracias a cambios constitucionales, no hay ninguna manera de mejorar el periodismo mexicano por decreto.

Pero entendamos algo, no todos los periodistas mexicanos son tan vulgares como los que se han puesto a cuestionar la honorabilidad de un gran periodista como el señor Michael Crowley. Lo hacen unos cuantos, pero dado que tienen tiempo de sobra para andar de buscapleitos en Twitter, lo que hacen en vez de trabajar investigando temas periodísticos, llegan a generar un griterío capaz de llamar la atención.

Y ojo, no solo hay periodistas detrás de la infamia de que Peña Nieto sobornó al reportero de la revista Time: también hay grupos políticos de oposición poco escrupulosos, a los que la ética les tiene sin cuidado, que aprovechan cualquier cosa para golpear a Peña Nieto.

En la fabula del sapo y la luciérnaga el primero escupía a la segunda solo porque ella brillaba... Periodistas pequeños escupiendo a un periodista mayor como Michael Crowley, sin duda actúan como el sapo.