La aprobación en el Senado de la República, del proyecto en materia de Ley Laboral, muestra claramente dos cosas. 1) Que los senadores de el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN), Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Partido Nueva Alianza (PNA), responden a intereses de minorías, en este caso el sector empresarial que a los intereses colectivos (trabajadores). 2) Que el Partido Acción Nacional, una vez más dejó en claro que no desea ser un partido de oposición durante el sexenio que ejerza Enrique Peña Nieto. 

Hoy en día vemos, que la mayoría de nuestros representantes han considerado representar los intereses de unos cuantos, sobre los de la mayoría. Pero ¿A qué se debe esta situación? Desde mi punto de vista, esto se debe a las ganancias que han recibido varios de nuestros políticos, producto de su apoyo desde instancias de gobierno al grupo empresarial (principalmente).  Un claro ejemplo de ello sería la llamada Ley Televisa, la cual beneficiaba directamente al duopolio televisivo mexicano (Tv Azteca y Televisa), dicho apoyo que recibieran los propietarios de los medios de comunicación se vería reflejado en su participación durante el proceso electoral 2006, a favor de Felipe Calderón.[1] Por otra parte, hoy en día se esta dando en nuestro país un fenómeno interesante, en el cual los empresarios para asegurar sus intereses han decidido participar directa e indirectamente en la política, lo cual ha propiciado fenómenos como la “telebancada”, la cual se constituyó como un frente político de los dueños de los medios de comunicación contra las políticas de reforma que atenten sus intereses. 

Los ejemplos anteriores nos sirven para ilustrar las situaciones que han propiciado que nuestros políticos o representantes  olviden que deben de actuar en favor de las mayorías, porque  éstas fueron las que le otorgaron su voto para que lograsen llegar a dicha instancia de representación. Pero lo que vemos es la perdida de valores y principios de nuestra clase política, al desconocer a la población que representan y gobiernan. 

Por otra parte, considero que la aprobación de la reforma laboral, también muestra que los integrantes del PAN, seguirán durante este sexenio apoyando al PRI en las distintas cámaras legislativas. Y no será como han señalado en días pasados una agrupación que se guíe por estar en oposición a las distintas iniciativas que plantee el priísmo. 

Desde mi punto de vista, el PAN si desea recobrar la fuerza que tanto añora, deberá alejarse de todos aquellos actos que realizará en las ultimas dos décadas, en las que olvidará sus principios y pasará al pragmatismo, con el objetivo de ganar elecciones. 

Su pragmatismo fue tal que en los comicios pasados, lo llevó a ser la tercera fuerza, y muy alejada del partido triunfador. Con ello vemos que la reforma laboral también nos ofrece un panorama de lo que posiblemente sea el sexenio de Enrique Peña Nieto, en donde podrá gobernar sin obstáculo alguno, esto al tener el apoyo del panismo en cada una de las iniciativas que se proponga.  Sólo espero equivocarme y las acciones que emprendan estas dos fuerzas políticas sean en beneficio de la mayoría, aunque dudo de ello. 

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[1] Para una análisis más detallado consultar 2006: El año del complot, libro del autor de esta columna.