Escribo en un avión de AeroMéxico. Saldré a Monterrey en unos minutos, espero. Son las seis y media de la mañana y el aeropuerto capitalino está cerrado. Por mala visibilidad. Hay neblina o niebla, y no del riachuelo, como dice el tango, y es que por aquí, hasta donde estoy enterado, no hay ningún arroyo ni nada que se le parezca, o al menos no limpio, transparente, inspirador.
En Twitter me pregunta alguien qué opino de la columna de hoy de Ciro Gómez Leyva en Milenio, en la que este personaje de la TV dice que, en las elecciones de Estados Unidos, las cadenas televisivas derrotaron a los tuiteros.
Para opinar con conocimiento de causa, voy a la columna de Ciro en Milenio. Y bueno, confirmo que sigue siendo infinita la capacidad de algunos para escribir tonterías. Y es que, loco de contento, como aquella canción, el señor Gómez Leyva cita a no sé qué fuente para decir que el espantoso Twitter (para él) fue goleado por la televisión estadounidense.
Entiendo la felicidad de Ciro Gómez. Le reconforta cualquier cosa que pueda interpretarse como mala para la red social de internet que a él y a otros periodistas de la TV ha dejado en ridículo tantas veces.
Suponiendo (sin conceder) que fuera cierto lo que dice Ciro acerca de que la televisión le dio una paliza a Twitter la noche en que se dieron a conocer los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos, habría que recordar a Galileo: Eppur si muove.
Bueno, la nota que verdaderamente dio la vuelta al mundo, además de la que daba cuenta de la victoria de Barack Obama, fue un breve tuit del presidente de Estados Unidos:"Cuatro años más".
Un tuit, un solo tuit, ni siquiera de 140 caracteres, un tuit mucho más breve será lo más recordado de las presidenciales de 2012 en Estados Unidos, en las que, como se lee en una nota de www.sdpnoticias.com un "megacerebro" que descifró las claves de Facebook fue el arma secreta de Obama.