Esta es la segunda parte del programa de canciones mexicanas interpretadas por el tenor español Alfredo Kraus, acompañadas de breves comentarios. Se trata de un total de doce piezas, como se comentó en diciembre pasado cuando presenté la primera parte con un amplio estudio introductorio sobre los conceptos vocales, estéticos y artísticos del tenor. Cantante de ópera italiana y francesa, zarzuela y canciones tanto clásicas como populares, españolas y latinoamericanas, resulta grato que Kraus haya incluido, tanto en su repertorio de conciertos como en grabaciones, las canciones mexicanas que hemos venido refiriendo, pues se trata de una lectura distinta a la realizada por la tradición de conservatorios, escuelas y salas de música mexicanas. También de una proyección internacional para las canciones, dados los alcances del tenor, con excepción de la célebre “Estrellita” de Ponce, que ha alcanzado desde hace décadas un prestigio sorprendente.

Segunda parte del concierto

De Ponce, ofrecimos “A la orilla de un palmar” y “Lejos de ti” en la primera parte. Ahora:

1. “Marchita el alma”, de Manuel M. Ponce, 1912. Destaca la tesitura inusualmente aguda en que la interpreta, ya hablamos del amplio registro vocal de Kraus:

2. “Estrellita”; 1912. La canción de Ponce más interpretada por cantantes internacionales. Giuseppe di Stefano, Plácido Domingo, Beverly Sills, Deanna Durbin, como ejemplo. Usualmente la cantan sopranos, pues no es una pieza fácil, tiene dificultad técnica de amplitud de registro, de dinámica y matices. Existen numerosas versiones instrumentales y el propio compositor utilizó la melodía para el segundo movimiento de su Concierto para Violín y Orquesta (1943).

En este punto, y como si estuviéramos viendo la opereta El Murciélago, de Johann Strauss, no me parece nada mal traer al escenario a una invitada del tenor Kraus. Y no sólo por la canción, también por la interpretación magnífica que de “Estrellita” realiza de la soprano Beverly Sills, que si bien no es una de mis cantantes de ópera favoritas, en esta obra de Ponce se prodiga bellamente; la versión de Durbin también es bella, y va a la vanguardia en belleza (para otra ocasión), la de Giuseppe di Stefano. Curioso, sin importar quien la cante, esta canción casi siempre se interpreta en su versión en castellano; como una pieza clásica. Va Sills, acompañada de guitarra:

Regresemos a Kraus y a una pieza polémica en relación a las distintas versiones de la letra y su autoría. La música de “La golondrina” o “Las golondrinas”, como se conoce popularmente, la creó Narciso Serradell; publicada en el año 1862. Una grabación de 1926, en voz del barítono Emilio de Gogorza, lleva una letra radicalmente distinta a la de hoy, habla del personaje Aben Ahmed al partir de Granada. Ernesto Martínez Frausto explica parte de la polémica en torno a la letra en el sitio Hasta que el cuerpo aguante (16 de octubre, 2017):

“La canción es obra del mexicano exiliado a Francia Narciso Serradell Sevilla (Veracruz, 1843-1910), que la creó para presentarse a un concurso que ganó, pero con el título de ‘Las golondrinas’. Respecto al origen de la letra en que se basó Serradell, su historia es sorprendente. En un poema escrito en árabe, original del último rey abencerraje de las Alpujarras (Granada), Aben Humeya (1520-1569), éste versificaba con nostalgia la despedida de su tierra al huir tras ser vencido, con una dedicatoria final ‘al objeto de mi amor sublime’. Descubierto casualmente el texto siglos después por un investigador francés en Marrakech, se llegaron a hacer del mismo hasta tres versiones traducidas antes de que el escritor vizcaíno Niceto de Zamacois (1820-1885) hiciese la cuarta y más acertada versión del poema. Esta versión, impresa en una hoja de una vieja revista francesa junto a otros papeles de embalaje, fue la que aportó el texto definitivo que dio soporte a la música de Serradell. La canción compuesta en 1862 se convirtió en emblemática para los exiliados mexicanos en Francia durante la segunda mistad del siglo XIX”.

3. “La golondrina”; 1862. De todas maneras, Kraus canta una variante a la letra que hoy se conoce como oficial:

4. “Júrame”; 1926. La canción más conocida de María Grever, grabada en 1927 por el tenor mexicano que se convertiría en monje, José Mojica. Versión de Kraus de 1982.

Y para concluir este concierto de canciones mexicanas en la voz de Alfredo Kraus, un par de composiciones de Alfonso Esparza Oteo; dos de las más conocidas junto con “Dime que sí”, “Un viejo amor” y “Rondalla”:

5. “Un viejo amor”; 1920. Esparza Oteo. De esta canción, Wikipedia informa: “En el Teatro Lírico, en 1920, estrenó su obra de mayor proyección internacional: ‘Un viejo amor’, en coautoría con el güero Adolfo Fernández”:

Empezamos este concierto, en la primera parte, con la conmovedora versión que Kraus hace de “Corazón, Corazón”, de José Alfredo Jiménez. “Estoy embelesado con esa interpretación”, me comentó un estimado lector al escucharla. Tuve semejante impresión, de ahí que decidiera compartir estas dos partes de Kraus cantando obras mexicanas. Antes que la de José Alfredo, me había encantado su versión de “Rondalla”. Curioso, ambas acompañadas por Rondallas, Estudiantinas o Tunas, que no suelen ser de mi elección como acompañamiento, pero que en estas dos canciones se escuchan muy gratamente. Hasta el próximo concierto, pues; cierra Alfredo Kraus:

6. “Rondalla”; Alfonso Esparza Oteo:

Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo