Impresionante la cantidad de mexicanos que el domingo en la noche decidieron ver, por televisión, la final del torneo ‘Nations League’ de Concacaf entre los equipos nacionales de México y Estados Unidos: 12.8 millones lo hicieron a través de la señal de Televisa (TUDN) y 10.7 de la de TV Azteca. Un total de 23.5 millones de televidentes viendo jugar –y luego perder– a la Selección Nacional.

Esta audiencia es mayor a prácticamente a cualquier juego de la Liga MX. Fue similar a la del juego contra Polonia con el que México debutó en el Mundial de Qatar de 2022, que alcanzó a 25 millones de personas, pero por debajo del récord de 40.5 millones que tiene la Selección Mexicana, registrado en esa misma edición de la Copa del Mundo, contra Argentina.

¡23 millones son muchas personas para cualquier evento televisivo! Pero tras la derrota del domingo, y durante los siguientes dos días, los aficionados vertieron su descontento y quejas en las redes sociales generando 1.5 millones de mensajes que consiguieron, a su vez, un alcance de: 55 millones de personas.

Según la herramienta digital Xpectus, en X (antes Twitter) se generaron más de 20 tendencias, tales como Ochoa, Estados Unidos, Almada, Henry, Selección, Copa América, Televisa, Nations League, entre otras. La actitud hacia la Selección Nacional fue 85% negativa, mientras que la registrada hacia la Federación Mexicana de Futbol (FMF) fue 100% negativa y con muchas criticas a las promesas que ha hecho.

La Selección y la FMF tienen un largo camino por recorrer para corresponderle a su afición y mejorar su capacidad futbolística. Han hablado de muchos planes, pero seguimos igual y la ventana para tener un mejor equipo nacional se va cerrando: el Mundial 2026 está a la vuelta de la esquina; el futbol en EU avanza a pasos agigantados, al exportar –para que se fogueen– a más jugadores a Europa que nosotros; y, una vez que la Major League Soccer (MLS) retire sus ‘topes’ salariales, todos los buenos jugadores de la Liga MX van a buscar irse a jugar al otro lado de la frontera.

Hay que recordar que, por ahora, por cada uno de los 29 equipos que conforman la MLS, solamente tres jugadores pueden ganar más de $650 mil dólares al año. Como ejemplo están Lionel Messi que gana $20 millones en el Inter de Miami; Lorenzo Insigne, del Toronto FC, con $15.4 millones; y Xherdan Shaqiri, del Chicago Fire, con $8.1 millones, pero la gran mayoría de los jugadores en la MLS ganan mucho menos del ‘tope salarial’ de los $650 mil y menos que el promedio de los jugadores en la Liga MX.

Así, cuando la MLS retire sus ‘topes’ y entre de lleno a una dinámica de oferta y demanda –como sucede en la Premier League– buscarán llevarse, vía ofertas salariales, a muchos de los jugadores que hoy en día están en los equipos mexicanos. Con lo que el tiempo no corre a nuestro favor. Al contrario.

El domingo fue tal el ridículo que se aventó la Selección Nacional, y pega tanto al orgullo nacional, que es altamente probable que el siguiente gobierno tenga que involucrarse de manera más directa en las decisiones del futbol nacional.

Esto no es necesariamente una buena idea, ni tampoco garantía de que resuelva nuestros problemas deportivos, pero con las audiencias tan altas que da la Selección en la TV y con el enojo que se mostró en redes sociales, cuesta mucho trabajo pensar que la siguiente presidenta de México no vaya a tratar de intervenir en temas de futbol para salvar su propio capital político en el entorno Mundialista.

Ello podría abrir, por supuesto, un flanco con la FIFA, la que no tolera intervencionismo gubernamental en sus ámbitos. Lo que en otros países ha ocasionado fuertes fricciones y hasta el retiro de torneos oficiales. Pero sacar a la Selección adelante tendrá que ser un esfuerzo colectivo –FMF, Liga MX, dueños de los equipos, gobierno, academia etc.– pues queda claro que los actuales responsables sin acompañamiento no van a poder.

Es una pena que la afición tricolor ponga tanto esfuerzo y corazón en ir a corear a su equipo en los estadios alrededor del mundo y que los televidentes pasen horas esperando ver algún gol frente al televisor. Ojalá pronto empecemos a notar un cambio.