Le han sobrado recursos para su guerra contra el presidente Andrés Manuel López Obrador. El suyo —no es de él, pero lo dirige— es el medio de comunicación con más dinero para financiar producciones costosas. En tiempos de austeridad mediática mundial, llama la atención que un sitio de internet nacido este sexenio, que no tiene significativos ingresos por publicidad ni por suscripciones, posea un presupuesto prácticamente ilimitado.

No es el caso de Reforma, el diario más identificado con la derecha que ha tenido que ajustar sus costos; tampoco de El Financiero, cuya hacienda llegó a parecer inagotable durante los primeros años después de su realanzamiento, pero pronto tuvo que diseñar y aplicar una estricta política de ahorro y hasta de frugalidad. Como bien sabemos, El Universal está en crisis financiera. Hasta medios que pertenecen a grupos empresariales muy importantes, como Excélsior, no se caracterizan por el derroche: todo lo contrario, cuidan cada peso que gastan; actúan con racionalidad administrativa. Los medios digitales, todos, operan con costos muy bajos. Hasta las grandes televisoras, Televisa y TV Azteca, economizan en sus procesos, desde los editoriales hasta los técnicos.

¿Por qué el sitio de internet de Carlos Loret de Mola —no es de él, reitero, pero lo dirige— es el único que cuenta con recursos ilimitados para divulgar, con ostentosas producciones de video, sus investigaciones periodísticas, que no lo son en realidad: se trata en todos los casos de revelaciones, desde luego manipuladas, producto del espionaje?

La respuesta es obvia: alguien financia lo que hace Carlos Loret, alguien que evidentemente cuenta con equipos para espiar, necesariamente muy caros. Hasta donde se sabe, detrás de Loret está la familia de Roberto Madrazo, un viejo priista sinónimo de marrullería, trampa, intriga, engaño y corrupción. No lo acuso de nada: solo digo que esos son sus sinónimos y hasta sus alias, y no miento.

Pero no solo es eso el señor Madrazo, que en lo personal me cae bien —hace años que no lo veo, pero es divertido platicar con él: como todos los de su clase es simpático—. Adicional a lo anterior, hay que subrayar que Madrazo está obsesionado. Detesta enfermizamente a su paisano AMLO porque este último llegó a donde el otro jamás llegará: no solo la presidencia de México, inalcanzable para don Roberto, sino que Andrés Manuel logró ya un sitio de privilegio en la historia de México.

Como Andrés Manuel López Obrador, Roberto Madrazo Pintado nació en Tabasco. Los dos decidieron dedicarse a la política. La diferencia entre ambos es que uno, Andrés Manuel, lo hizo desde abajo sin privilegios de ningún tipo. El otro, Roberto, empezó su carrera con la gigantesca ventaja de ser el junior de un gobernador célebre y hasta con fama de mártir, Carlos Alberto Madrazo.

Cuando fracasó en la política, se retiró y se dedicó a sus otras dos pasiones:(i) los negocios relacionados con el gobierno y (ii) los maratones. Ya enriquecido como político —gobernó Tabasco y algo tuvo que haber conseguido en el ejercicio del cargo—, su fortuna creció con la venta de máquinas para hospitales. Sus clientes han sido las instituciones de salud de gobiernos estatales y el federal. Le ha ido bien, pero quizá con la 4T ya no le vaya tan bien. No lo sé. En los maratones igualmente le iba bien, hasta que se descubrió por qué sus tiempos eran tan buenos: hacía trampa, como en Berlín, donde lo descalificaron porque se las arregló para correr menos kilómetros de los exigidos por el reglamento. ¿Ha hecho trampa en los negocios? No lo sé, pero no sorprendería que así haya ocurrido: antes de la 4T la norma era la transa entre los empresarios contratistas favoritos del gobierno.

Por eso, por sus negocios sin duda, pero sobre todo por su obsesión enfermiza relacionada con AMLO pagó el señor Madrazo un sitio de internet tan caro como el que entregó a Loret. Ha sido un proyecto sexenal que no sobrevivirá el próximo sexenio, o no con los recursos sin límite de que ahora dispone. Carlos Loret lo sabe y se preocupa. Por tal motivo, ha empezado ya una campaña de calumnias contra Claudia Sheinbaum, la primera mujer que será presidenta de México.

Hoy Loret insulta feamente a Claudia en El Universal. Piensa que así convencerá a Madrazo de que siga tirando el dinero en sus investigaciones periodísticas. No creo que ocurra porque, inclusive para alguien como Madrazo, el presupuesto se agota si no hay ingresos —y en el medio de Loret no los hay, ni por publicidad ni por suscripciones—.

Y bueno, la obsesión de Madrazo es AMLO, no Claudia. O eso creo. Pero, da igual: si insisten Madrazo y Loret en seguir haciendo lo mismo, conseguirán lo mismo: nada. Con el presidente López Obrador fracasaron Loret y su padrino Madrazo.

Loret (Robin) y Madrazo (Batman), el dúo dinámico que nada consiguió, excepto tal vez una desmesura de Enrique Krauze que más bien generó risas: que Carlos Loret es el nuevo Julio Scherer. En La Jornada, El Fisgón dijo que Krauze es el nuevo Mauricio Garcés. ¿Y Roberto Madrazo? Ya entrados en ridiculeces, Madrazo llenará el vacío en la industria mediática global que dejó Rupert Murdoch cuando a los 92 años de edad se retiró el año pasado, y hasta volverá al atletismo y ganará el oro en el maratón olímpico en Paris 2024.