Los motivos por los que se puede querer tanto a un animal, decía Sigmund Freud, se crean porque se trata de un afecto sin ambivalencia. Los perros son más simples, no tienen la personalidad dividida. Esto es lo que llevó a Peter Robson, un hombre de 70 años, a despedirse de su mascota durante sus últimos momentos de vida.

El originario de Dundee, Escocia, y su can, pasaron años juntos y permanecieron así hasta que el varón lanzó su último respiro. Su único deseo era, les dijo a las enfermeras del Hospital Ninewells, encontrarse con él. Apenas jugó con el perro un rato, falleció. 

"Sólo quiero tomarme un minuto para agradecerles a todos, en todo el mundo, que se han tomado el tiempo de mirar y compartir nuestro último recuerdo con nuestro abuelo y su mejor amigo. Él estaba feliz de que las enfermeras les dieran el reconocimiento que merecen. Mi abuelo estará sonriendo de oreja a oreja", contó su nieta en Facebook.