Bien nos enseñó El niño con el pijama de rayas, ni una valla puede detener la amistad entre dos seres que aún en la distancia y con un enorme impedimento, encuentran la manera de pasar un rato agradable. 

Más increíble aún que no hablamos de dos humanos adultos, sino de un perro y un niño de dos años que jugaron a lanzarse la pelota a pesar de que ninguno tenía las posibilidades de cruzar la valla. "Ninguna pared puede detener a mi hijo para que no juegue con su nuevo mejor amigo", escribió el fotógrafo Chad Nelson.