Un grupo de paleontólogos encontró los restos de uno de los animales marinos más grandes de la historia en la costa de Lilstock, Inglaterra, que comenzó a poblar el mar hace 250 millones de años. 

Los huesos miden un metro de longitud y los especialistas creen que el especimen pudo ser de al menos 26 metros, sólo superado por la ballena azul. El descubrimiento puso fin a las hipótesis sobre el origen de los fósiles hallados en 1850 en la costa de Aust Cliff, pues durante muchos años se creyó que eran de extraterrestres. 

"Uno de los huesos de Aust también podría ser de ictiosauro y si lo es, en comparación con el espécimen de Lilstock, podría representar un animal mucho más grande", dijo Dean Lomax, de la Universidad de Manchester.