IRREVERENTE

Les platico sobre el “debate” de Alejandra del Moral y Delfina Gómez. ¡Arre!

El formato de estos eventos en México es tedioso, fastidioso y aburrido, porque los protagonistas no debaten, sino que simulan informes de gobierno disfrazados de resúmenes de sus promesas de campaña.

Por disciplina periodística seguí ayer el de Alejandra del Moral y Delfina Gómez y lo primero que vino a mi mente fue esta frase de George Bernard Shaw:

“El peor castigo del mentiroso no es que nadie le crea, sino que ya no puede creerle a nadie”.

  1. Imposible suena lo que sugirió Alejandra a los mexiquenses, de que el próximo 4 de junio no piensen en los partidos sino en las personas. Se le olvida a la candidata de la alianza PRI, PAN y PRD que los partidos políticos vuelven malos a los buenos y peores a los malos.
  2. Irracional el olvido que sugiere Delfina a los 13 millones de electores que conforman el padrón del Estado de México, respecto a sus desastrosas gestiones como alcaldesa de Texcoco y titular de la SEP.

Mucha presión para decir la verdad

Esa fue mi segunda impresión al ver el “debate” de ayer.

  1. Rara vez los datos hacen feliz a los militantes y partidarios de Morena, por más que los invoquen a su manera desde todos sus foros, púlpitos y medios.
  2. Por el lado del PRI, del PAN y del PRD sucede algo parecido, porque tienen pendiendo sobre sus cabezas la espalda de Damocles, personificada por la memoria de los electores respecto a tantas mentiras vertidas en el pasado por sus candidatos.

En ambas candidatas se nota el dolor que les causan los hechos de los partidos que representan y ese dolor se vuelve agonía a la luz de los datos que recitaron de los papeles que les prepararon sus asesores.

La gente encuentra consuelo en las mentiras y cuando se deciden por uno u otro candidato, votan con el voluntarioso alambique de sus estómagos: Llegó la hora de creer en nuevas mentiras.

Por eso López Obrador ganó las elecciones del 2018.

¿Quién ganó el “debate”?

  • Creo que Alejandra, porque actuó como si supiera lo que ella es.
  • Delfina perdió, porque para toda presa se necesita una carnada y ella sabe bien que es las dos cosas. Perdió, porque la gente pequeña comete grandes errores.
  • Alejandra se ve pragmática, no romántica.
  • Delfina, exactamente lo contrario.
  • Alejandra suena como democrática.
  • Delfina: monástica, dinástica y monárquica.
  • Sin embargo, las dos saben que aún en los mejores momentos aparecen los traidores.

Al final, las dos invocaron a Dionisio, el dios griego del jolgorio.

Cajón de sastre

“De la situación en Coahuila, ni pregunten. Armando Guadiana, Morena y sus rémoras aliados, sufrirán el próximo 4 de junio la derrota más humillante de este régimen en sus cuatro y medio años de historia que llevan en el poder”, remata la irreverente de mi Gaby.