Tengo la fortuna de tener amigos en el medio del futbol. Un futbolista retirado, ídolo además, y quien lo que me dijo lo habló también durante el Mundial en una mesa de análisis por televisión, dio a entender, sin medias tintas, que el DT argentino Tata Martino regaló el partido a sus connacionales en el Mundial de Qatar. Y no se necesita tampoco ser un genio para darse cuenta, no sólo con el parado táctico en el partido vs. Argentina, sino con la lista de convocados misma. ¿Una selección que no lleva delanteros sino solo uno, que fue Henry Martin?, más los otros severamente lesionados y un argentino recién nacionalizado, de forma por demás oportunista.

A últimos años hemos sido testigos de la proliferación de jugadores, DTs, preparadores físicos, auxiliares, médicos deportivos y hasta aguadores y masajistas trabajando en el futbol mexicano; ya no es lo que fue durante décadas, qué los que venían a México era a aportar, sumar y marcar diferencias. Hoy en día, hay equipos jugando en la cancha a veces, con más argentinos que mexicanos, y estos, lejos de agradecer al país por abrirles sus puertas, cada día se solazan más en faltar al respeto e incluso insultar al medio mexicano. Ejemplo perfecto de esto fue el pasado domingo, cuando el timonel del Morelia, en el marco de la semifinal de la Liga Expansión Mx, se esmeró en insultar a sus rivales, con el lujo extra de hacerlo también con sus aficionados, esto es, del Atlético Celaya.

Tras lo anterior narrado, por fin un mexicano se atreve a no bajar sumisamente la cabeza ante esos patanes malagradecidos, que además, y contraviniendo la Constitución, vienen a quitar oportunidades de trabajo a muchos mexicanos más que calificados qué quedan relegados a un segundo plano cuándo no es que desempleados: Ese es Paco Ramírez.

El entrenador del Celaya no pudo más y valientemente encaró a Norberto Scoponi, dándole un buen zape y espetándole sus verdades en la cara. Luego de eso, en conferencia de prensa, soltó con firmeza lo que otros tantos no se atreven: “¡Estoy harto de lidiar con argentinos en México!” Lo triste del caso es que dueños y federativos no harán sino castigarle, dado que están casados con los argentinos, por dos razones fundamentales: el malinchismo endémico que reina en México y también en el jugoso negocio que representa para ellos y sus “promotores” el comprarlos a precio de regalo allá en su país de origen y luego revenderlos a precio de oro, en lugar de dirigir todos los esfuerzos y atención a las fuerzas básicas y al talento nacional.

Caso encomiable es el de los directivos del Atlas, que ante las noticias provenientes del lejano Malasia, donde DT un mexicano fue multicampeon, fue repatriado. Hablamos de Benjamin Mora. El sofisma que le han metido en el cerebro al jugador mexicano de “emigrar a Europa, así sea sacrificando sueldo y titularidad” debe ser erradicado, ya que uno de sus fines es dejar más espacios para hacer negocio con troncos argentinos. Ojalá no se ensañen con un castigo a Paco Ramírez, como lo hicieron con Miguel Herrera, con una supuesta y falsa “salvaje agresion” hacia un reportero, si adivinaron, hijo de un futbolista argentino qué vino a México, con más pena que gloria, al Toluca, que es el Señor Martinoli.

Ya como corolario no está de sobra mencionar a Luis García, otro mexicano con la mentalidad añeja tipo “Hernán Cortés era el Dios Quetzalcóatl”, quien afirma no entender porque jugadores mexicanos en Europa están por descender. A ver: Si se van a clubes que SIEMPRE han estado entre la primera división y la segunda, ¿qué esperaba?, ¿que con su llegada fueran Campeones? Eso solo ha ocurrido con UN solo futbolista en la historia y no creo que se repita nunca más, y se trata de Diego Armando Maradona en el Nápoles de los años 80; así es que su sorpresa acompañada de su ridícula expresión de “¡Mama miaaa!”, no sólo sale sobrando, sino que es una patada en las partes nobles del futbolista mexicano en general.