Lo que se puede destacar del Tercer Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, aparte de que se confirman los pobres resultados de su administración, es que la estrategia de comunicación social del gobierno de la República se basa en ocultar y distraer a través de chismes e informaciones falsas y tendenciosas, como si se tratara de revistas como TV-Notas o programas de espectáculos como el de Paty Chapoy.

Antes del Informe, el compañero presidente grabó spots publicitarios, con poca, nula o manipulada información acerca de sus “logros”, es decir, puro rollo, como el que acostumbra en las conferencias mañaneras, que si los neoliberales, que si la privatización, que solo ha sido él quien ve por los pobres. Estos spots tuvieron poca difusión.

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Mucha propaganda pocos resultados

Sin embargo, para ocultar los resultados de su administración y evitar que se hablara y se confrontaran sus “otros datos”, en lugar de rendir un informe a la Nación, decidió enfocarse en promocionar su nuevo libro, “A la mitad del camino”, en el que solo difunde “chismes”, que si Peña le dijo, que si el General Cienfuegos le envió una carta de su puño y letra, que si Trump y lo que comentaron sobre la construcción del muro… en fin, puro chisme, ni datos, ni resultados, ni compromisos.

AMLO, en lugar de difundir su Informe de Gobierno, ha preferido difundir su libro. Según documenta una investigación de Animal Político, en las dependencias públicas se les hace la “invitación” a comprar el libro con el propósito de elevar las ventas. El medio confirmó que así sucedió en la Secretaría del Trabajo que encabeza Luisa María Alcalde y en la Secretaría de Desarrollo Agrario dirigida por Román Meyer, hijo del historiador Lorenzo Meyer, quien quizá algo tuvo que ver en su elaboración.

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El distractor

La noche previa al Tercer Informe de Gobierno, hubo una nota que dominó la prensa escrita, medios electrónicos y redes sociales, en relación con una crisis de Gabinete, por la presunta renuncia del Consejero Jurídico. Aunque evidentemente, el rumor fue filtrado por alguien de Palacio, la vocería del presidente guardó silencio, al parecer no sabían cómo controlar la noticia que, quieran o no, eclipsó la fiesta del Informe de AMLO.

La nota parece ideal y seguramente fue retomada en la mañanera de hoy en la gustada sección de “quién es quién en las mentiras” con la conductora Ana Elizabeth García Vilchis, que, por cierto, no ha podido documentar una sola mentira.

Un tema más del TV-Notas presidencial, un distractor para evitar que se hable de la crisis del gabinete, la disputa entre los altos funcionarios y, sobre todo, de los pésimos resultados de la 4T.

Según trascendió, el Consejero Jurídico de Presidencia, uno de los hombres más cercanos a AMLO habría presentado su renuncia. Podría decirse que se sabía, después de fracasos como no lograr la ampliación del periodo del presidente de la SCJN, de acuerdo con la orden del compañero presidente; no lograr que se convocara a un periodo extraordinario para el tema de la Revocación de Mandato, de hecho, ante los evidentes fracasos y con el nombramiento del tabasqueño Adán Augusto, se le regresarán a la Secretaría de Gobernación facultades que se le habían retirado, como la relación con los Poderes de la Unión. Situación que desde luego molestó a Scherer García y, quizá, ese fue el motivo de su renuncia.

Mentir

En el show mediático en que se ha convertido la comunicación social del Gobierno de la República, García Vilchis, como sus jefes, ya acostumbra a mentir sin pudor, como cuando expuso que la revista Forbes aseguraba que el gobierno de AMLO espiaba periodistas. La noticia era de 2017, en el anterior gobierno de Enrique Peña Nieto.

Las cuatro o cinco apariciones de García Vilchis han estado plagadas de imprecisiones y dichos falsos, aderezados con suposiciones, como en las revistas de espectáculos, con interpretaciones “amarillistas”, acusaciones sin fundamento y hasta agresiones personales a medios y articulistas, todo para generar un falso debate que distraiga a AMLO y sus seguidores de la realidad que se niegan a ver.

Como si lo entrevistara Pepillo Origel, en Palacio Nacional, AMLO en lugar de dirigirse a la Nación, presumió siete “récords” en materia económica y enfatizó: “a los tecnócratas, tengan para que aprendan”.

Solo por mencionar un ejemplo, aseguró que tenemos récord histórico en remesas. Sin importarle que el tema pone en evidencia el fracaso de su política económica, en todo caso se le tendría que agradecer al Licenciado Biden por dar trabajo a los mexicanos que no encuentran en su país y por facilitar el envío de esos recursos a sus familiares.

También valdría la pena recordar, como lo señaló atinadamente Enrique Krauze en un tweet: Esto dice @Eponiatowska sobre la manía de presumir las remesas como si fueran logros de gobierno. Es del epílogo del libro “Oye, Trump”, de Andrés Manuel @lopezobrador_ “A los mexicanos se nos cayó la cara de vergüenza cuando el expresidente Vicente Fox delcaró en los años 80 que era motivo de orgullo que las remesas de nuestros migrantes enviadas de Estados Unidos fueran la segunda fuente de ingresos en nuestro país. Lo que muchos consideramos un fracaso, para él era motivo de regocijo.”

Al final, lo que queda claro, es que la comunicación social de la presidencia no se enfoca en informar, sino en manipular y desviarla atención de los asuntos relevantes de la Administración Pública Federal y principalmente para encumbrar la figura del presidente, como si fuera Luis Miguel compitiendo con Cristian Castro. Pan y circo.