No pasó ni siquiera un día en que la derecha mexicana intentara lucrar de manera (necro) política con el lamentable accidente en el metro de la Ciudad de México, con saldo de una joven muerta y más de 50 heridos, cuando ya estaban entrando en convulsiones virtuales en redes sociales, ante la histórica visita del presidente Joe Biden a nuestro país.

“Good old Joe” aterrizó este domingo en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles dentro del fuertemente armado Air Force One y se escucharon a miles de kilómetros los lloriqueos de los damnificados de NAIM, quienes se lamentarán el resto de sus largas vidas el negociazo que les quitamos decenas de millones de mexicanos que votamos por el proyecto obradorista.

Biden, derechista conservador, amigo de los viejos políticos que sostuvieron durante más de un siglo el apartheid de facto en el sur de los Estados Unidos con las leyes conocidas como “Jim Crow”, es lo que pasa por “liberal” en el fosilizado sistema político estadounidense. Aun así, la conexión que hizo con el humanista AMLO fue tal que hasta rompió el protocolo y lo invitó a platicar, por espacio de una hora, en la limusina blindada conocida como “La Bestia”, tras su llegada al AIFA.

Las lágrimas de sangre y las reacciones viscerales de la oposición en redes y medios tradicionales continuaron este lunes, cuando en Palacio Nacional, Biden reconoció el apoyo del presidente López Obrador en la construcción de “instituciones democráticas”.

Con algo de profesionalismo, los difusores de Fake News en portales cómo “Letrinus” y muchos otros, que han intentado vender a AMLO cómo “dictador y tirano” cerrarían sus muladares digitales por vergüenza profesional, pero ellos están mucho más allá de dichas consideraciones.

La oposición mexicana no tiene inteligencia emocional. Lo suyo es el denuesto, la visceralidad y la mentira. Ya perdieron. AMLO gana este juego, set y partido.