Olga Sánchez Cordero llegó recientemente a la presidencia del Senado de la República. Con ello, se especula que AMLO prepara una serie de jugarretas políticas que podrían dañar la posición de Claudia Sheinbaum dentro de Morena rumbo a la carrera presidencial de 2024. Todo queda restringido, por ahora, a la especulación.

Sánchez Cordero es una mujer talentosa y preparada, que fue capaz de hacerse de un gran prestigio nacional a lo largo de muchos años de carrera. Jurista por la UNAM, y con destacadas distinciones otorgadas por otras universidades de educación superior, consolidó su trayectoria en defensa de la Constitución.

Nominada a ocupar un cargo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el expresidente de México Ernesto Zedillo, Sánchez Cordero tuvo el privilegio de servir en el máximo órgano jurisdiccional de la República; cargo que ocupó de 1995 a 2015. Éste es, sin lugar a dudas, una de las responsabilidades más importantes de nuestra vida pública.

Sin embargo, no obstante su prístina carrera jurídica, Sánchez Cordero aceptó en 2018 el cargo de Secretaria de Gobernación bajo el gobierno de AMLO. Con ello, la abogada abandonó el prestigio nacional para inmiscuirse en un sucio juego político que conduciría, a la postre, a nada.

Por un lado, el papel de Sánchez Cordero en la Secretaría de Gobernación ha resultado gris como el cemento. Quizá derivado de la ausencia de capacidad política, y ante la presencia de un todo poderoso presidente, la ex secretaria pasó “sin pena ni gloria” por el cargo responsable de velar por la gobernabilidad interna del país.

Sánchez Cordero, derivado de una incomprensible lealtad hacia AMLO y hacia todo lo que éste representa, decidió aceptar un cargo político que ha empeñado para siempre su destacada carrera al servicio de la interpretación de la ley. Optó en 2018, por el contrario, sumarse a un gobierno populista cuyo proyecto ha fracasado en todas las esferas de la arena pública; incluyendo, desde luego, el suyo: la gobernabilidad y la crisis migratoria.

En suma, Sánchez Cordero cometió un grave error en 2018. Jamás debió aceptado el cargo, pues su lealtad al fracasado proyecto de la 4T, sus pifias ante el caso Bonilla y su voluntad de meterse en el sucio juego de la política mexicana no valían el prestigio que la destacada abogada tuvo durante tantos años.

¿Debió algún día ser secretaria de Gobernación? Es una pena para ella y para su trayectoria como destacada jurista.