Resulta imposible que un estudio demoscópico serio muestre eficientemente el ánimo electoral de la ciudadanía en trescientos diferentes distritos electorales. Sin embargo, sí pueden tomarse en consideración las encuestas que reflejan la intención de voto local para cargos ejecutivos como presidentes municipales y gobernadores.

Otra complicación surge al tratar de anticipar si los electores votarán diferenciadamente o no. Puede suceder, ya que pocos ciudadanos conocen las opciones que los partidos les ofrecen en las candidaturas a diputados locales y federales. Consecuentemente, algunos consideran que el sufragio para diputados, a diferencia de para alcalde o gobernador, se realiza atendiendo más hacia la simpatía por un partido político que por una persona en particular.

En estas elecciones que se celebrarán el 6 de junio no habrá votos distinguidos.

Esto a causa de que la sociedad se ha polarizado políticamente. Por un lado, tenemos a los simpatizantes del oficialismo, del partido en el poder; y por el otro lado, en el otro extremo ideológico, están los opositores.

Los múltiples y diversos errores que ha cometido el gobierno federal y el discurso polarizante del presidente de la República han causado esta confrontación entre los mexicanos. La misma se verá manifestada en los números de la elección.

El elector resultadista votará en contra de MORENA.

Los que siguen juzgando a la actual administración por sus intenciones y no por sus resultados, votarán por los candidatos oficialistas.

Hoy se prevé que Movimiento Regeneración Nacional perderá la elección a gobernador en los estados de Baja California Sur, Chihuahua, Sonora, Nuevo León, Tlaxcala, Campeche, Michoacán, Querétaro y San Luis Potosí. Es decir, la oposición vencerá en nueve de las quince gubernaturas que se disputarán en estas elecciones intermedias. Nada más en estas entidades federativas estaría perdiendo cerca de una tercera parte de los distritos electorales en juego. Habría que sumar a éstos los que la oposición obtendrá en sus bastiones políticos, como Guanajuato, Coahuila, Hidalgo, Estado de México, Tamaulipas, Jalisco, cuya cantidad de distritos suman casi otro tercio de unidades distritales.

Por último, consideramos que en estados como Sinaloa, Guerrero, Veracruz y Puebla la oposición y el oficialismo se repartirán casi de manera idéntica los votos.

Las alcaldías de MORENA en la CDMX

Asimismo, las encuestas arrojan que la Ciudad de México se dividirá quizás en ocho alcaldías para MORENA y ocho para el PAN, PRD y PRI.

Expuesto todo lo anterior, se podría decir que la coalición opositora obtendrá la mayoría de las gubernaturas que en las que se contenderá y la mitad de las alcaldías y diputaciones en riña.

Pareciera ser que al presidente el tiro le salió por la culata: la polarización y el voto de castigo le acabarán quitando a su partido la mayoría en el Congreso.

Se viene la primera gran derrota de MORENA.

Esto envalentonará a los partidos opositores. Si a esto le añadimos un muy probable triunfo de la coalición opositora en la madre de todas las batallas, la elección del Estado de México, podría dar esperanzas a los ciudadanos que sueñan con un México sin lopezobradorismo a partir del 2024.