Islandia —no Estados Unidos ni Suiza, que lideran ciertas clasificaciones— debería ser considerada la democracia más antigua del mundo.

Tampoco tiene ese privilegio Grecia, ya que Atenas no era propiamente una nación en el sentido moderno cuando ahí nació el sistema democrático.

Islandia es la democracia vigente más antigua porque su parlamento (Alþingi) se fundó en el año 930 y desde entonces no ha dejado de operar en forma más o menos satisfactoria, ni siquiera cuando ese país dependía de Dinamarca.

Hoy la nota es que se han elegido más mujeres que hombres para integrar el Alþingi. Una gran nota, sin duda, ya que se trata de la primera vez que un parlamento de la civilizada Europa tiene mayoría femenina.

Cuba tiene también más mujeres que hombres en su Asamblea Nacional del Poder Popular, pero el país hoy gobernado por Miguel Díaz Canel —que me perdonen AMLO y la 4T por corregirles— no es una democracia, sino una dictadura.

La elección de 33 diputadas y 30 diputados no es la primera lección democrática que Islandia da al mundo. Quiero recordar que, después de la crisis de 2008, la sociedad islandesa provocó, a fuerza de cacerolazos, la renuncia de todo el gobierno.

¿Las cacerolas pueden sustituir a los votos? Sí, por supuesto, pero solo si se usan para protestar masivamente, con ruido pero sin violencia, contra proyectos gubernamentales que evidentemente han dejado de funcionar.

Tiene Islandia una primera ministra, Katrin Jakobsdottir, quien paradójicamente en las recientes elecciones ha visto debilitado a su grupo parlamentario de centroizquierda.

Así es la democracia: en Islandia se han empedrado todavía más las mujeres en su parlamento, pero podría estar en apuros la centroizquierdista jefa del poder ejecutivo.

¿Podría un hombre reemplazar a la señora Jakobsdottir? En democracia todo lo legal es posible.

Pero la nota no es esa, sino que Islandia ha demostrado, en votaciones limpias, por qué lidera el ranking del Foro Económico Mundial como el país con más igualdad de género de la tierra.

¿Se atreverá México a dar ese paso, es decir, el de ya contar con mujeres en los más altos cargos de la política? Ya es hora de salir del atraso machista.