Y es que al momento de escribir esta columna faltan 3 horas para que dé comienzo una de las marchas más nutridas que habrán no nada más para defender al INE, sino para exigir lo que todo mexicano merecemos: un sistema de salud de primer nivel, abasto suficiente de medicamentos para el tratamiento contra el cáncer y seguridad.

El problema es que el presidente AMLO se ha posesionado tanto de su papel que cree que es dueño de todo México, vaya, hasta siente que es dueño de instituciones, de mexicanos y hasta del mismo zócalo.

Y ha sido el enojo constante y evidente del presidente ante esta marcha que eso la ha nutrido como nunca antes había visto.

Y eso que aún no empieza.

El enojo del presidente contra la marcha y los que marchan  ha sido tal que mucha gente que no pensaba asistir a ella, ahora estará ahí al pie del cañón.

No nada más por el enojo del presidente sino por sus continuas ofensas hacia los que van a participar en ella. Y es que seamos sinceros, ya estuvo bueno.

Pero el presidente cree que la marcha es contra él y no se ha dado cuenta que es para exigir un país mejor. Son dos cosas completamente diferentes.

El presiente se siente tan debilitado y tan amenazado que piensa que la marcha es contra él e incluso contra su preciosa niña favorita.

Yo asistí a la marcha del 2004. Ésta se había gestado porque habían secuestrado y asesinado a una amiga muy querida, compañera de universidad, Paola Gallo y el caso se hizo público y mediático . Su padre, quien había ubicado por el mismo y detenido a sus secuestradores organizó junto con otras organizaciones esta marcha.

Sinceramente no recuerdo haber marchado contra el presidente en turno. Nadie de los que estábamos en la marcha estábamos pensando en el presidente en cuestión. Nadie estaba en contra de él. Yo había votado incluso por él.

Pero todos teníamos un mismo objetivo: marchar por exigir un país donde ya no hubiera violencia, ni secuestros, ni inseguridad.

Todos estábamos ahí vestidos de blanco. Fuimos muchísimos.

El presidente Vicente Fox en aquel momento que yo recuerde, no ofendió a la marcha ni los que ahí marchábamos. Muchos de los que estábamos ahí habíamos votado por él.

Él entendió que la marcha no era contra él sino contra los altos índices de inseguridad que estaban dándose en el país.

Era y fue una marcha que llamaba a La Paz y a la reconciliación. Todos íbamos vestidos  de blanco, todos caminando juntos. Jamás se anunció como que era una marcha para atacar al presidente. Era una marcha para pedir paz. Y eso era muy diferente.

Ahora el presidente quiere hacerse la víctima, que finalmente le fascina hacerse, para enardecer a sus seguidores, diciendo que la marcha “es para atacarlo a él y es en contra de él”….

No, señor presidente , usted no es tan importante. Ni es el centro del universo ni es dueño de este país y de sus ilusiones y de su gente.

Usted trabaja para nosotros y nosotros le exigimos que cumpla. Porque si no lo hace como en cualquier trabajo a uno lo corren.

Pero más allá de pensar en usted, está marcha está pensada en nosotros, en las mujeres, en los que tenemos hijas pequeñas y en su seguridad viviendo en este país.

Pensamos en niños que no tienen acceso a sus medicamentos en tiempo y forma. Pensamos en las pocas oportunidades de empleo y en la pobreza extrema de miles de mexicanos.

Pensamos que merecemos algo mejor y que usted quiere destruir y modificar al INE para que no exista un órgano autónomo que regula y vigila las votaciones y es que claro, el 2024 se acerca.

Y pues perdón. Pero la foto con sus hermosos nietos me pareció algo falsa y lo peor, tener que usar a dos bebes como escudos protectores me pareció aún peor.

No se, quizá en otro momento su foto con sus nietos no se hubiese interpretado así de mal, pero a unas horas de una marcha que le enfurece, pues deja mucho qué pensar.

No Señor Presidente así no se hacen las cosas y usted ha hecho todo mal.

Desprestigiando una marcha con las y los ciudadanos de este país, usando ofensas y groserías contra ella y contra los que irán, durante toda una semana hablando mal de ella, para cerrar con broche de oro con una foto que a mi no me transmitió la ternura de un dulce abuelito con sus nietos.

Así no, señor presidente. Preste ojos y oídos porque la gente queremos decirle cosas.

No lo odiamos ni queremos hacerle mal. Queremos manifestarnos y querernos que nos oiga bien fuerte.

Aún no es la marcha y ya huele el aviente a festividad. Porque aunque mañana usted se ría diciendo que “no fueron tantos” y que “nada va a cambiar porque usted tiene el control”, un país que está unido es un país al que usted le tiene pánico.

No queremos que tenga pánico, queremos que nos respete por una vez en la vida a aquellos que no coincidimos con usted .

Esta marcha es nuestra pero sería suya también si no lo hubiera tomado tan a la defensiva como ahora.

Está a tiempo de ser más cercano y porqué no! De salir al balcón presidencial y dar un discurso de reconciliación y humildad.

¡Ah qué caray! Soy ¿una soñadora verdad?

Es cuánto.