Por Marcel Garcés. Corresponsal

Santiago, 25 Feb (Notimex).- El reciente desplazamiento de minas terrestres hacia una carretera fronteriza que conecta a Chile y Perú, a causa de las inundaciones por las lluvias, hizo recordar los ?vientos de guerra? vividos por ambos países en los años 70.

La intendenta de la región chilena de Arica y Parinacota, Ximena Valcarce, anunció esta semana el cierre parcial de la Ruta 5 para terminar de desactivar las minas que han aflorado a causa de las precipitaciones propias del llamado ?invierno altiplánico?.

Tras el cierre, expertos del Ejército chileno iniciaron el proceso de localización y desactivación de las minas, sobre todo las más cercanas a la carretera que une a la norteña ciudad de Arica con la peruana Tacna, para evitar que estallen al paso de los vehículos.

El hecho hizo reflotar en Chile las circunstancias que llevaron en la década de los 70 a la instalación de miles de minas terrestres en las zonas fronterizas del país.

Tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, se impuso en Chile una lógica bélica en las relaciones exteriores del país y la dictadura de Augusto Pinochet revivió la tradicional hipótesis de conflicto en tres frentes: contra Argentina, Bolivia y Perú.

Bajo esa premisa, la siembra de minas terrestres fue parte de los preparativos de las Fuerzas Armadas chilenas para una eventual guerra, por lo que las zonas fronterizas y los principales pasos internacionales fueron sembrados de artefactos explosivos.

De manera oficial, el Estado chileno reconoció la colocación de 123 mil 439 minas antipersonales en 181 campos y 15 áreas de peligro, además de 211 mil 076 ?en stock?.

De acuerdo al informe entregado por Chile a las Naciones Unidas, al suscribir en 2002 el acuerdo de Otawa para la eliminación de las minas antipersonales, Chile instaló en 199 áreas fronterizas un total de 182 mil minas terrestres (entre antipersonal y antitanques).

El secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Desminado, coronel de Ejército, Juan Mendoza, dijo que hasta la fecha se han desactivado 46 mil minas terrestres, 25 por ciento del total, por lo que restan por desactivar unos 130 mil artefactos de ese tipo.

Estas áreas letales, que en la actualidad amenazan la seguridad, integridad física y la vida de los habitantes de esos sectores, así como la de turistas y hasta soldados que hacen su entrenamiento de combate, se encuentran a lo largo de todo el territorio nacional.

La Comisión Nacional de Desminado de Chile ha insistido en que la siembra de minas durante la dictadura militar (1973-1990) correspondió a una ?estrategia defensiva? del régimen de Pinochet, a raíz de ?las sucesivas crisis vecinales?.

Chile enfrenta el desafío de desactivar sus minas terrestres hasta marzo de 2020, pero en el intertanto, las lluvias en el norte por el llamado ?invierno boliviano? y otros fenómenos naturales podrían volver a poner en alerta al país y a sus vecinos.

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