Puerto Príncipe, 24 feb (EFE).- El presidente de Haití, Michel Martelly, pidió hoy a la nación y a la comunidad internacional mantener la serenidad y la confianza tras la dimisión del primer ministro, Garry Conille.

En un discurso de menos de un minuto y medio, Martelly invitó a la población a la "calma" y pidió a "los socios nacionales e internacionales deseosos de invertir en el país" mantener "la cabeza fría".

El gobernante, quien asumió el cargo en mayo pasado, dijo haberse puesto en contacto con los presidentes de las dos cámaras del Parlamento y que los tres se comprometieron a trabajar sobre la elección "rápida" del un nuevo primer ministro.

También aseguró que "se tomaron todas las disposiciones para que el Estado siga funcionando normalmente".

Martelly dijo lamentar que la dimisión de Conille se produzca justo en el momento en que su país estaba a punto de levantarse.

Asimismo pidió al pueblo que mantenga la confianza de que cumplirá con sus "promesas" electorales.

Conille dimitió hoy tras varias semanas de rumores acerca de desavenencias entre él y Martelly, quien aceptó oficialmente su renuncia, según un documento entregado a los medios de comunicación de Puerto Príncipe.

Una fuente oficial atribuyó estos desacuerdos a que el jefe del Gobierno estaba interpretando "una partitura diferente" a la del presidente Martelly y el resto del Ejecutivo.

En este caso siempre hay dos opciones posibles: "la regularización o la ruptura", dijo a Efe la fuente.

Martelly deberá ahora seleccionar a otro aspirante, quien tendrá que recibir de cada cámara del Parlamento la doble aprobación de su designación y de su programa político antes de poder gobernar.

De no obtener cualquiera de estas confirmaciones, el procedimiento comenzará de nuevo.

La salida de Conille del Gobierno puede afectar al proceso de reconstrucción en el que está envuelto el país, muy castigado por décadas de inestabilidad política y catástrofes naturales, la más grave de ellas ocurrida hace dos años, cuando un terremoto devastó gran parte de Puerto Príncipe y otras ciudades, donde dejó un balance de 300.000 muertos y 1,5 millones de afectados.

A ello se unió, en octubre de 2010, una epidemia de cólera que ha afectado a más de 500.000 personas y ha causado unas 7.000 muertes.