Montevideo, 25 feb (EFE).- Resucitado con grandes fastos hace medio año, el tren que une Uruguay y Argentina languidece sin pasajeros y un recorrido cada vez más acotado en territorio uruguayo, a años luz de las gloriosos años del ferrocarril en el Río de la Plata.

En medio de la conmoción y las críticas por el trágico accidente ferroviario del miércoles de Buenos Aires, el Tren de los Pueblos Libres, inaugurado en agosto de 2011 en Salto (Uruguay) por los presidentes Cristina Fernández y José Mujica, vuelve también a ser noticia.

Según reveló a Efe Daniel Batista, el gerente de pasajeros de la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE) uruguaya, en la segunda mitad de febrero no ha llegado ni siquiera a adentrarse en territorio uruguayo más allá de la estación fronteriza, en Salto.

"El viernes 17 vino solamente hasta Salto y regresó desde Salto, y para esta semana todavía no han informado de si vienen a Paysandú o si vienen hasta Salto", relató un confundido Batista.

Inicialmente el tren debía recorrer los 813 kilómetros de trayecto entre la localidad bonaerense de Pilar con Paso de los Toros, en el centro de Uruguay, a través del puente sobre la represa binacional de Salto Grande, en el fronterizo río Uruguay.

Se trataba de rescatar el sueño de cruzar el Río de la Plata sobre raíles, algo que fue posible entre 1982 y 1985, y de reverdecer los viejos laureles de dos países cuyas redes de tren, que datan de mediados del siglo XIX, llegaron a ser situadas entre las más completas del mundo.

De color celeste y blanco (como las banderas patrias respectivas), el ferrocarril tenía una capacidad para 140 pasajeros y costaba 33 dólares para el trayecto completo. Debía partir los viernes desde Argentina y regresar los martes de Uruguay.

Su bautismo en septiembre pasado no pudo ser menos esperanzador. El paso por la frontera se veía truncado temporalmente por la burocracia al llegar a tierras charrúas.

Luego se supo que el tren había partido en su origen con 25 pasajeros y al llegar a la frontera, solamente 3 de ellos quisieron llegar a Paso de los Toros.

El regreso de aquel primer viaje fue todavía más triste, pues la máquina salió un día antes de lo previsto y sin pasaje.

En su tercer trayecto, en octubre, embistió un automóvil y en enero pasado descarriló.

En noviembre la empresa concesionaria del servicio, Trenes de Buenos Aires (TBA), había decidido ya eliminar la última parte del trayecto en Uruguay, entre Paysandú y Paso de los Toros.

Se da la circunstancia de que TBA es la misma empresa del tren que el miércoles sufrió el accidente en la estación bonaerense de Once, con un saldo hasta ahora de 51 muertos y 703 heridos.

El dirigente de la Unión Ferroviaria (UF) de Uruguay, Ricardo Cajigas, hizo leña del árbol caído al asegurar esta semana que a TBA "no le importa la seguridad" y solo opera "para cobrar el subsidio del gobierno" argentino, una prestación resultante de las privatizaciones del presidente Carlos Menem (1989-1999).

"Cuando hicieron la payasada de traer el tren (binacional) acá se lo planteamos al Gobierno y luego pasó que en el viaje de prueba tuvieron un accidente en Paysandú, afortunadamente con el tren vacío", criticó Cajigas.

La UF rechaza los planes de Mujica de privatizar la red ferroviaria uruguaya para potenciar un medio de transporte con el que el mandatario quiere conectarse también con Brasil.

El vicepresidente de AFE, Juan Silveira, admitió a Efe que el tren "no ha superado en ninguna instancia más de 40 pasajeros" porque "la lentitud es bastante grande".

"Estamos hablando de 19 horas para llegar a Paso de lo Toros" a un promedio "de 30 a 40 kilómetros por hora", se lamentó.

Al consultar a TBA desde Montevideo sobre el futuro del Tren de los Pueblos Libres Efe no recibió respuesta.

En Uruguay, cuyo equipo de fútbol más laureado, el Peñarol, nació ligado al ferrocarril a finales del siglo XIX, solamente están en uso 1.600 de los 3.000 kilómetros de vías, y se emplean sobre todo para carga, según AFE.

Los 100 kilómetros de Montevideo a Florida tienen una línea de pasajeros que suma ocho frecuencias para unos 1.500 usuarios por día.

En Argentina, según los últimos datos de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, de 2010, la red ferroviaria para carga y pasajeros abarca 20.168 kilómetros y transportó ese año 718 millones de pasajeros.

Sin embargo, las cifras chocan con la indignación ciudadana por el riesgo permanente de accidentes por un servicio deficiente.