México.- Dubitativo, Pedro Rivas observa desde lejos como el deportivo Juan del Mazo López comienza a llenarse como ni siquiera ocurre en los días de feria -que se realiza en septiembre. Está pensativo por una cuestión

“Aquí la gente no se está muriendo de hambre”, afirma con la autoridad que le otorga ser del Comité del Comisariado de Acambay. Agrega que no entiende porque el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha decidido iniciar su recorrido contra el huachicol en su municipio y lanza una afrenta: 

Lo secunda Felipe Martínez, un corpulento hombre moreno entrado en los 40 años de edad que, recargado en la valla metálica por donde pasará el mandatario en unos minutos, cuenta con incredulidad que por Acambay “pasan los ductos de Pemex, ¿han habido casos? sí los han habido, hace ocho días por ejemplo”, pero de eso a decir que el municipio vive del combustible robado, considera que es un exceso. 

“Hasta ahorita que se ha visto que empiezan a sacar este tema de los huachicoleros es cuando se ha visto que nos había afectado”, advierte y enfatiza que lo de la toma clandestina del pasado 12 de enero quizás sólo fue un sabotaje. “Igual los mismos huachicoleros quieren hacer que el presidente quede mal”, concluye con un diálogo que parece por entregas antes de que comience la guerra de porras a favor y en contra de Alfredo del Mazo, gobernador mexiquense. 

Al final la consigna “¡Ra-te-ro! ¡Ra-te-ro! ¡Ra-te-ro!” que gritan los inconformes con el priísta, termina confundiéndose con la que le arengan sus cercanos “¡Al-fre-do! ¡Al-fre-do! ¡Al-fre-do!”. 

Al llegar el mandatario federal los números que arroja sobre el robo de combustible en Acambay en las últimas semanas concuerdan con los que tiene contabilizados Pedro Rivas, pero en los últimos dos años.  

“En los últimos días, y lo digo sin estigmatizar, Acambay se ha visto afectado por esta actividad llamada huachicoleo, ya que nos han reportado dos tomas clandestinas, por eso hoy les digo que ningún mexicano se dedicará a esto porque habrá trabajo y apoyo”, aseveró López Obrador. 

Unos minutos antes de que el mandatario diera su diagnóstico, Rivas Martínez confesó recordar. “Podría decir que en el lapso de unos dos años, de ahí para acá, yo creo que ahí han habido dos o tres (tomas) más o menos en el mismo lugar”, confiesa. 

Elizandi Escobar, una joven madre de 30 años, coincide con el integrante del Comité del Comisariado de Acambay, y advierte que las tomas se encuentran cerca, pero no en ese municipio. “Anteriormente vivía en una comunidad cercana de aquí que se llama Cerrito Colorado de hecho, por ahí pasan ductos y vemos que sí hay personas que hacen ese tipo de incidentes el robo al combustible, algunas también porque pasan ductos por ahí de gas”, confiesa risueña la joven madre mientras zangolotea con cariño a su hija de dos años de edad. 

Héctor Martínez, un joven estudiante también está en el mitin, habla bajito como si tuviera miedo de que sus palabras retumbaran en algún lado. “(El Presidente eligió este lugar para venir por el asunto del huachicoleo ¿ése es un problema en esta zona?) Pues sinceramente no. Hace ocho días solamente”, responde a la pregunta. 

Antes de que López Obrador ofrezca 189 millones de pesos en ocho programas sociales solo para los pobladores de Acambay, se le consulta a Pedro Rivas si la gente del municipio no se dedica a robar combustible, quiénes eran todas esas personas que en los videos del 12 de enero pasado acarreaban con combustible la gasolina que salía de un ducto. 

“La gente va ahí porque cree tener la oportunidad de agarrar algo de lo que se está derramando, desperdiciando, no tanto es que se esté muriendo de hambre, que por eso fueron ellos a perforar, no. Los que perforan son otras personas que ni idea tengo yo de quienes puedan ser”, dice, se disculpa y se retira, porque tiene encomiendas en la Comisaría.