Carlos Salinas de la Gortari recuerda así el día en que fue fotografiado por Pedro Valtierra en la casa de Iván Restrepo junto a un grupo de escritores, periodistas, así como la muñeca tetona: “Fue una reunión cálida en la que cada quien expresaba con total apertura sus puntos de vista sobre el tema que se quisiera tratar”. En la memoria del expresidente, el tema que se estaba discutiendo era el proceso sucesorio, la decisión de a quién postularía el PRI como su candidato a la presidencia de la república. “Pero eso no significaba que el ambiente fuera tenso- aclara-; al contrario: las expresiones corporales en la foto hablan por sí mismas. Hay un ambiente cordial, hay sinergias, hay coincidencias que no necesitan de palabras para manifestarse, y un gran respeto a la diversidad de pensar y de opinar”.

En contraste, a treinta años de distancia, la escritora Elena Poniatowska recuerda así aquel momento: “Está muy contento Carlos Salinas de Gortari, que todavía tenía un poquito de pelo por aquí de los lados, no era cocoliso como ahora ni tenía la reputación que tiene ahora”. Poniatowska explica que está ahí gracias a su amigo Carlos Monsiváis, quien cuestionó a Iván Restrepo por no invitar a mujeres a las reuniones del Ateneo de Angangueo. “Durante años no invitaban a mujeres, eran bastante misóginos. Bueno, siguen siendo muy misóginos, no ellos, en general. A las mujeres siempre las barren fuera de la historia”. 

De la comida en la casa de Iván Restrepo, Poniatowska recuerda que ésta era preparada por “La Güera”, una experimentada cocinera. “Era bonito porque era como un ambiente muy familiar. Tiene un patio Iván, aunque tenía plantas de mariguana, no sé si se dio cuenta Salinas de Gortari. Tenía grandes matas de mariguana con sus hojas picudas”, dice mientras sonríe. La escritora recuerda otra reunión, aunque no precisa la fecha, en la que también estuvo Salinas de Gortari pero María Victoria y Celia Cruz se llevaron la noche. “Te juro que se cimbró toda la colonia cuando cantó Celia Cruz, porque era la voz más poderosa, no sólo de Cuba, como que toda la negritud estaba ahí, toda la fuerza de toda una raza que —desde luego— se lleva de calle a la racita nuestra blanquita, desabridita”.

- ¿Y en las reuniones hablaban de literatura, de política, de arte?- pregunto.

- Hace tantos años. Yo recuerdo que Salinas se dedicó a echarme muchas flores. Salinas era un gran lector del francés Romain Rolland, del libro Juan Cristóbal, que fue un libro que marcó a muchos jóvenes, y obviamente lo marcó a él.

- ¿De qué más hablaban?

- Yo creo que se hablaba de pura política. Y Monsiváis se burlaba de los políticos o contaba cosas chuscas. Y los invitados llevaban un vino maravilloso, un Beaujolais o un Côtes du Rhône, o unos vinos maravillosos, y Monsiváis todos los dejaba en su copa, porque ni le importaba. A él una Coca Cola lo hacía feliz. Entonces yo me tomaba su vino.

- De los que aparecen en la foto, ¿quiénes son tus amigos más cercanos?

- De ahí, el más cercano era —ahora— Iván, porque es el que está vivo, qué horror. Estamos vivos todavía Salinas, Iván… Pero Salinas nunca fue nuestro amigo, era un invitado. Pero está Iván, León García Soler, Wong y Aguilar Camín. Todos los demás ya se petatearon.

UNA SUERTE DE FASCINACIÓN

Aunque José Carreño Carlón, actual director del Fondo de Cultura Económica, no tenía en la memoria la fotografía de Valtierra, la imagen le resultaba familiar cuando se la mostré. “Conozco muchas fotografías y vi cómo se producían este tipo de imágenes, en qué circunstancias, por muchos años. Lo mismo me acuerdo con el presidente José Luis López Portillo, estaban más o menos los mismos, incluido yo, porque en ese tiempo escribía yo para Unomásuno. Me resulta de lo más familiar. Hay personajes de la política y de la cultura en una relación sistemática con los poderes políticos”.

- ¿Qué tipo de relación política en esos años?-pregunto al ex Director de Comunicación Social del gobierno de Salinas de Gortari.

- La verdad es que no sólo de esos años, habría que remontarse a las giras del presidente Luis Echeverría, sobre las que ironizó también Abel Quezada. Eran giras en que iba cargado de periodistas, intelectuales. Ricardo Garibay hizo alguna crónica muy graciosa, y el propio Abel Quezada del avión de redilas, en que habían los intelectuales y columnistas que acompañaban a los presidentes. 

A mí me tocó hacerlo también como invitado a alguna de estas giras por el presidente López Portillo. Y ahí había caras conocidas. Estaban Miguel Ángel Granados Chapa, Héctor Aguilar Camín… Desde luego Manuel Buendía, que fue asesinado ya en la época de Miguel de la Madrid, pero que tenía una interlocución bastante frecuente con los exponentes del poder político en México.

- ¿Los periodistas y escritores que aparecen en la foto tenían una relación frecuente con los exponentes del poder político? 

- Carlos Monsiváis conocía bien de muchos años atrás a Carlos Salinas e incluso a sus hermanos y hermanas. Miguel Ángel Granados Chapa acudía también sistemáticamente a estas reuniones; es más: las buscaba. A veces él era un invitado importante en giras presidenciales. Héctor Aguilar Camín, igual. León García Soler, por supuesto, lo vi en varias giras. Carlos Monsiváis quizás no haya ido a las giras, pero sí iba a las reuniones o las citas que hacía, que podía hacer un personaje político, pues porque la observación de cerca de los actores políticos le resultaba —pues siempre le ha resultado a los intelectuales— una suerte de fascinación o de… no sé cómo llamarle.

DESPUÉS DEL 88, OTRA REUNIÓN

Luego de las elecciones del 88, el Ateneo de Angangueo recibió la visita del entonces presidente del PRI, Jorge de la Vega, quien acudió a defender el triunfo de Salinas de Gortari, señalado hasta la fecha como un fraude electoral por su contrincante, Cuauthémoc Cárdenas. “Fue una reunión con mucho respeto y con argumentos de parte del licenciado de la Vega muy valederos para un líder de un partido”, recuerda el anfitrión Iván Restrepo. 

Al primer año de su mandato, Salinas de Gortari fue invitado a reunirse de nuevo con los miembros del grupo. Restrepo asegura que la detención del líder sindical de Pemex, Joaquín Hernández Galicia, le había dado una amplia popularidad. “Resultó que cuando vino al Ateneo, hasta una señora de la colonia lo bendijo en la entrada de la casa. Fue una cosa sorprendente para todos. La gente lo aplaudió. Él había ya detenido a la Quina, había hecho una serie de movimientos políticos muy importantes, entonces su popularidad estaba al alza”. Ese 30 de mayo de 1989, Salinas de Gortari llegó acompañado de José Carreño Carlón. Durante la conversación privada les planteó la posibilidad de que México reanudara relaciones diplomáticas con el estado Vaticano. Monsiváis y Restrepo le objetaron: “Señor presidente, usted no sabe el alacrán que se va a echar al pecho. Debería de seguir el lema juarista y debíamos de tener esas relaciones diplomáticas muy alejadas de oficializarlas. Mejor un buen amasiato que un mal matrimonio”. 

Esta primera reunión de Salinas de Gortari ya como presidente con el Ateneo de Angangueo, no trascendió a la opinión pública. La que sí lo hizo fue otra celebrada en la Residencia Oficial de Los Pinos en 1992 por el cumpleaños número sesenta de Elena Poniatowska. En mayo de ese año, las actrices y promotoras culturales, Liliana Felipe y Jesusa Rodríguez, organizaron una fiesta en su honor en el teatro-cabaret El Hábito, donde Restrepo y Monsiváis erigieron a la escritora como Reina, con un cetro y una corona comprados en la calle de Honduras. El fotógrafo Rogelio Cuéllar hizo algunas imágenes del evento, las cuales aparecieron en La Jornada. Luego de verlas, Carreño Carlón le habló a Poniatowska para decirle que el presidente Salinas de Gortari quería ofrecerle una comida en su honor. La escritora aceptó y llamó a Restrepo para elaborar una lista de invitados. “Y entonces comenzamos a hacer la lista por teléfono”, recuerda Restrepo. “Elena invitó a su mamá, a sus hijos, a un gran amigo y discípulo de su difunto esposo, de Guillermo Haro, que era Manuel Peimbert; y también invitó a Jesusa Rodríguez y a Liliana Felipe”. 

En la comida a Poniatowska celebrada en Los Pinos, por el lado oficial, además de Salinas de Gortari y Carreño Carlón, estaba el misterioso asesor presidencial, José Córdoba Montoya, junto a su mujer. “No fue una comida palaciega; fue divertida por la concurrencia y porque Salinas era muy inteligente —es muy inteligente— y sabía llevar la situación; y además era una comida en honor de Elena”, rememora Restrepo. Al final, Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe tocaron el piano y cantaron algunas canciones. 

Ese día, Salinas de Gortari llegó a la cita con un ejemplar de Tínisima, que se acababa de publicar. Poniatowska recuerda también que fue en esa reunión de donde Jesusa Rodríguez se inspiró para interpretar unos años después el papel del ex presidente en una exitosa obra de sátira que presentaron en El Hábito. Durante la comida, la mamá de la escritora, María Dolores Paulette Amor, le dijo a Salinas de Gortari que el predio donde se encuentran Los Pinos pertenecía a una familia de la época porfiriana que ella conocía. Al término de la cita, Poniatowska fue retratada junto a Salinas y la imagen se publicó en la prensa. “Por esa foto sí, a mí todo el tiempo me han dicho que yo era “amigüita” muy querida de Salinas, cosa que lo vi esa vez y ya jamás lo volví a ver”. 

LA CULTURA COMO TEMA

La periodista y analista Denisse Dresser no conocía la fotografía, pero conoce la coyuntura. La define como “un periodo en el cual la intelectualidad tenía una relación cercana y muchas veces ambigua con el poder político. En el sexenio de Carlos Salinas, muchos intelectuales pensaron que él era el gran reformador, el gran modernizador, el que iba a propulsar a México al primer mundo. Y fue una era en la cual muchos intelectuales se pusieron al servicio del gobierno haciendo investigaciones, ayudando a diseminar ideas… Y la fotografía me sorprende un poco por quiénes están ahí, que no me los hubiera imaginado en una reunión de ese tipo. Quizá el contexto explica el porqué de la reunión”. 

- ¿A quiénes le sorprende ver ahí?

- Me sorprende mucho ver ahí —por ejemplo— a Carlos Monsiváis, a Elena Poniatowska, y a Miguel Ángel Granados Chapa, a quienes considero, en el espectro de la libertad, en un extremo de ella; siempre defensores de esa libertad que el poder en México ha buscado coartar o comprar, y lo ha hecho muy exitosamente, por eso se ha hablado en México de la existencia histórica de intelectuales orgánicos que no cuestionaban directamente al poder, usaban eufemismos. Cómo no recordar ese famoso texto de Enrique Krauze, “El timón y la tormenta”, criticando a José López Portillo, en el cual nunca mencionó el nombre del presidente. 

Para el escritor y periodista, Fabrizio Mejía, la fotografía es muy reveladora del momento: “Si te fijas, Carlos Monsiváis, por supuesto, alejado, separado, incómodo. Miguel Ángel Granados Chapa y García Márquez a los lados de un Salinas que está prácticamente festinando que está ahí. García Soler también alejado junto a una muñeca tetona, que como esta fotografía fue tomada en la casa de Margo Su y de Restrepo, podemos pensar que el arte de la casa, los adornos de la casa, tenían que ver con sus preferencias sexuales, en lo que ellos creían, a nivel de lo que les excitaba”.