Monterrey, Nuevo León.- A las tres de la mañana una lluvia se suelta sobre la madrugada de Monterrey mientras el policía José Santos hace su patrullaje habitual. Por la radio frecuencia se oye la clave 22, en referencia a un detenido. Después de encender la torreta, el policía enfila hacia allá. 

- Hace poco cambiaron las claves. Antes era el código mil, y ahora es el dos mil. Todo eso cambió a base de que todos los policías que se iban ya sabían esas claves, muy comunes, y luego podían usarlas para malas cosas. Por eso se cambió todo eso. 

José es policía segundo y uno de los responsables de la zona con más delitos de Monterrey. Su padre y su abuelo también fueron policías. Cuando le digo que entonces heredó una tradición familiar, me corrige y dice que no: Que ser policía es algo que se trae en la sangre o no se trae. Que otros en su familia nacieron sin eso en la sangre. 

Este es uno de los pocos policías que aguantó la oleada de violencia extrema que trastornó la ciudad entre los años 2007 y 2012. Decenas acabaron despedidos, muertos o trabajando para la mafia.

- Recuerdo bien la noche en que perseguíamos a unos hombres que habían robado un cajero autómatico. Lo habían subido a una camioneta. Mientras los seguíamos nos balacean la patrulla. No nos dieron a ninguno, pero sí tomamos medidas de prevención. Nos paramos un poco, para evitar las balas que nos agarraron desprevenidos. Porque al que veníamos persiguiendo, el del reporte, no era ese, si no uno que venía atrás de ese vehículo que nos disparó. Yo alcancé a verlo en el retrovisor cuando tenía el cañón del arma y nada más me hice a un lado y comenzaron a disparar.

Ya más adelante ocurrió otro enfrentamiento. Alcanzaron a huir unosa pie, pero no pudieron robar el cajero. Los vehículos se recuperaron. Tuve que sacar mi arma también. Es lo que hay que hacer cuando ves cosas así. Esta es una de tantas cosas.

- ¿Qué es lo mejor de ser policía?

- ¿Lo mejor? Que hagas tu chamba bien y que la gente te lo reconozca. Yo me acuerdo cuando fue el Huracán trabajé ese día de noche por lo que viene siendo Félix U. Gómez y Constitución. Antes ahí había unas canchas y en la parte baja había unas casas móviles. Y entonces haga de cuenta que el agua sube, sube un nivel fuerte, y vemos al vigilante -en ese momento no sabía que era vigilante- que se lo está llevando la corriente. Estaba agarrado de un cable. Pues así con peligro y todo, por abajo del puente, ya ve que está una estructura, mojados, con peligro de que nos cayéramos, logramos ir a rescatarlo.

Lo mejor es cuando haces cosas ahí de esas. Cuando agarras a una persona que asalta a alguien violentamente y la otra persona queda agradecida. Son cosas que nunca se te olvidan. Es lo que te queda siempre de satisfacción. Sirve de algo tantas cosas que soportamos; saber que le servimos a la gente.

- ¿Qué caracterísitcas tiene esta orilla del centro de Monterrey por donde vamos ahora?

- Aquí tenemos colonias muy conflictivas y la gente normalmente a las 2:00, 3:00, de la mañana que salen de los bares y no alcanzan metro y están borrachos se quedan dormidos en la calle. La gente ya sabe eso y vienen y los asaltan. Eso es lo que se ve más en esta área.

- Bueno, también está cerca la central de autobuses…

- Ahí tenemos seguridad. También por lo mismo porque se prestaba mucho a eso. Hasta de los mismos taxistas. Gente maliciosa que nomás estaba esperando para afectar personas. Esperaban a la gente, se subían y por ahí les quitaban sus pertenencias. Ahí hay oficiales las 24 horas. Es un punto que tenemos que cuidar siempre.

- ¿Qué opina de las críticas contra los policías? 

- Sabemos que por el tipo de trabajo que nos toca hacer para el que se le tenga que aplicar el reglamento, pues, somos las peores personas y para aquel que tengamos que ayudar somos las mejores personas. Entonces aquel que en su momento ha sido beneficiado pues habla bien de nosotros y aquel que se ha visto afectado porque tiene que ser aplicado de una u otra manera el reglamento pues nos ven de esa otra forma. Es normal. Alguien tiene que hacer esto. A la gente normalmente no le gusta ser reprimida por nadie. Nos gusta en general hacer lo que nosotros creemos que está bien aunque afecte a otras personas, y cuando hay alguien que te dice: “estás mal y por eso te tenemos que aplicar el reglamento” pues ese alguien es la peor persona. 

- ¿Usted cree que después de los años de violencia extrema que se vivieron en Monterrey la gente cambió?

- Sí hubo un tiempo en que la gente no confió en nosotros, en ninguna corporación, y era muy válido; mi familia, yo, no confiábamos. Pero gracias a los cambios que fueron surgiendo la gente ya confía más en ti, ya se acerca a decirte algunas cosas. La gente ya te ve diferente. Ya cambio a lo de antes.

- ¿Y la gente también encubría antes a los delincuentes?

- La gente lo que tenía era temor. Era temor lo que la gente sentía por tantas cosas que ellos veían y a lo mejor nosotros no; temor por aquellos compañeros que no hacían bien su trabajo.

- ¿Entonces usted cree que lo que tenía la gente era miedo, no admiración?

- No creo que vayan a tener admiración a un grupo delictivo que envenena a niños, a gente. Lo que pasaba es que le tenían temor.

-¿Usted cree que la tortura siga siendo algo común en la policía?

- No, digo yo que ya se va a acabar. Eso se tiene que terminar. Se ve y se siente en la población que ya es diferente. Entre bandas no sé si existe ese tipo, pero en corporaciones de la policía ya no. Ahora es más táctico, más profesional que antes. 

En eso llegamos al punto exacto donde se reporta la detención de una persona. Un indígena ha sido detenido por inhalar solventes químicos en la vía pública, en el cruce de Washington y Cuauthémoc, donde la lluvia amaina

- Ahí es donde le digo que hay bares y ahí se reúne la gente que viene de los diferentes estados- me explica el oficial.

- ¿Traer solvente es una falta administrativa?

- Sí. Es una falta administrativa. Lo que vine siendo intoxicación. A lo mejor trae el bote pero no trae el aliento. Si ya trae el aliento es cuando se tiene que llevar al médico para ver si tiene o no intoxicación.

- ¿No cree que es demasiado, si no le hizo daño a nadie? 

- No lo sé. Yo nomás tengo que detenerlo y ya. Como le digo, alguien tiene que hacerlo.