México.- A un mes del sismo de 8.2 grados, que dejó en ruinas gran parte de Juchitán, Oaxaca, los albergues instalados en esa localidad funcionan como pequeñas ciudades en donde las personas que perdieron sus viviendas cuentan con todos los servicio

"Pues acá tengo unos colchones, que nos dieron, pero para que no se vea regado, yo lo arreglé como una camita, los puse así y los pegué y unos peluches que llegaron a regalar”, comentó Luz de Luna Sánchez Gómez, una de las cientos de damnificadas que intentan convertir a los albergues en su hogar.

lEn Juchitán, uno de os albergues más grandes es el instalado en el Instituto Tecnológico del Istmo, que desde el sismo del 7 de septiembre ha recibido a más de 250 personas.

"Acá como que sientes de que se te olvida, porque acá hay con quien platicar, platicas con uno, platicas con otro, puedes caminar, a dar la vuelta, puedes regresar… hay comida, hay baño, hay agua, hay luz, pues hay… no como la casa, pero pues está”, comentó Luz de Luna.

Cada día, elementos del Ejército sirven más de mil 700 raciones de comida, incluso a damnificados que no viven en el albergue. Cuando una nueva familia llega, pasa al servicio médico, se le otorga una casa de campaña de acuerdo al número de integrantes y se le asigna un lugar para instalarse.

"Con el miedo que hemos tenido pues… ahorita aquí me distraigo un poco, a veces llegan gentes a predicar la palabra de Dios, llegan los payasos llegan, nos ponen muy alegres”, señaló Iver Manuel Nicolás Vásquez, quien desde que llegó al albergue con su familia se ha mantenido ocupado tejiendo hamacas que vende entre 350 y 700 pesos.

En este albergue, a decenas de personas se les brinda atención psicológica, pero lo que más seguridad da a las familias afectadas es que se encuentran en un espacio abierto y no hay ningún riesgo para su integridad por las constantes réplicas que todavía se registran en el Istmo de Tehuantepec.