México.- Una dura crítica lanzó Tatiana Clouthier, propuesta para subsecretaria de Gobernación, a Mauricio Fernández Garza ex presidente municipal de San Pedro Garza, Nuevo León.

En 1988, Fernández Garza compitió y ganó la alcandía, encabezando al Partido Acción Nacional (PAN), para edil y ganó. Desde entonces ha competido por ese cargo en tres ocasiones y aunque en estas elecciones, quiso reelegirse por cuarta vez, no lo hizo so pena de perder.

De acuerdo con Clouthier, pese a que hace 30 años ganó al Partido Revolucionario Institucional (PRI), ahora en San Pedro, ahora su trayectoria política está empañada por “los mismos o tal vez más motivos” por los que los habitantes de dicho municipio rechazaron al tricolor: corrupción, alejamiento de la ciudadanía, falta de atención a los problemas del municipio, crecimiento de la burocracia, gasto excesivo sin verse reflejado en beneficios a la comunidad y, la cereza del pastel en el caso del actual alcalde.

En una columna publicada en El Financiero, quien fuera la coordinadora de campaña de Andrés Manuel López Obrador, afirma que en la marca personal con dinero público de Fernández Garza es la imposición, so pena de una “donación”, tres museos “que nos terminarán costando una millonada en cuanto a su mantenimiento futuro, crearán tráfico adicional hacia el municipio en algunas zonas y eliminará espacios públicos y de servicios”.

“El alcalde”, como le ha gustado se le conozca, decidió “marcar su territorio”, al que encubrió en un donativo de arte en tres áreas del municipio, sostiene en el texto titulado “De demócrata a villano”.

Y detalla que el recurso fue a un área “que no cuenta ni con la vialidad adecuada”, que se encuentra en Calzada del Valle y Humberto Lobo. “Ahí ordenó tumbar una construcción donde se ubicaba la oficina de la Junta de Vecinos de la colonia Del Valle y el servicio de emergencias 911”.

“Otro en el Parque Rufino Tamayo, donde viene a restar área verde, cuando en un inicio se vendió a la ciudadanía la idea de que dicho espacio era una obligación por ley que los constructores tendrían que cumplir cuando desarrollaron el sector. Sin embargo, lo que más llama la atención de que lo ubique ahí es que el 29 de mayo de 1990, en la minicrónica de la develación de la primera piedra, Fernández Garza habló sobre cómo no se daría espacio de este parque para ningún otro propósito y lo reafirmó en octubre del 91: ‘Ni un metro a nadie, ni para escuelas o edificios dentro del parque’.”

Clouthier indica que “el último estuvo a punto se instalarse en un lugar recuperado en la colonia Fuentes del Valle, donde el propio Fernández corrió a niños que jugaban futbol americano desde hace más de 20 años. Sin embargo, una vez pasada la elección, ‘decidió’ hacer convenio para llevárselo a los terrenos de Arka. Segura estoy que esto ya era algo planeado y el propio Fernández no lo comunicó antes, pues tenía un ‘amarre’ electoral para meterle la pata a quien no le dio su aval electoralmente”.

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En este sentido, considera fundamental dejar en claro “para que la sociedad entienda”, que si Fernández Garza realmente quería donar arte, había formas y maneras de ubicarlo, como en colecciones permanentes en algunos de los museos existente.

Y sostiene que para su esqueleto antiguo está el Museo del Desierto en Coahuila o el de Chihuahua, que contiene piezas similares. “De hecho el propio especialista en el tema, Xavier Moyssén, habló de lo inapropiado de dichos museos, por lo que costaría y costarán a los contribuyentes sampetrinos y ante la falta de recursos para mantenimiento y funcionamiento de los ya existentes”.

Clouthier concluye: “Fernández Garza viola lo que su propio Desarrollo Urbano municipal le exige a cualquier persona que hubiera querido construir en cualquiera de esos lugares. Como dice el propio Moyssén en su artículo de Milenio del 22 de mayo pasado: ‘El tema es tan serio que no se puede proceder por capricho’”.