México.- Tras la amenaza velada “se van o los matamos”, la noche del sábado 3 de noviembre, 70 personas huyeron de la comunidad de Tlaltempanapa, municipio de Zitlala, Guerrero, caminando por cerros y barrancos.

En 2014 vivían en Tlaltempanapa alrededor de mil 800 habitantes, cuando se posicionó el grupo criminal denominado “Los Ardillos”, después de esto, las familias empezaron a huir poco a poco, hasta que solo quedaron menos de 200 personas.

Quienes se quedaron fueron sometidos y obligados a sembrar amapola y mariguana; a defender los intereses del grupo delincuencial. También conformaron una “policía comunitaria”, a la que se tenían que sujetarse todas las actividades de la localidad, incluso eran vigilados al salir o entrar de esta.

Tras cuatro años de acoso y hostigamiento, estas 70 personas pusieron en la balanza sus opciones: seguir bajo el régimen delincuencial o abandonar todo...

“Tienen cinco días para dejar la comunidad o los vamos a matar”, fue el mensaje que la tarde del sábado les hicieron llegar. Sin dudarlo, sin tomar ninguna pertenencia, documento o bienes, emprendieron la huida. No tomaron carreteras, pues la zona es celosamente vigilada por personas armadas.

Pidieron ayuda al Ayuntamiento de Zitlala, y les fue negada; sin más opción se internaron en el cerro, sin comida, agua, ni con qué alumbrarse. Caminaron durante dos noches y dos días, hasta llegar al municipio de Copalillo, ubicado del otro lado del Río Balsas en la Zona Norte de Guerrero.

Ahí pidieron refugio, les permitieron permanecer una noche en las instalaciones del Ayuntamiento, pero al día siguiente les dijeron por instrucciones del alcalde, que no podían quedarse ahí y que tenía que moverse a otro lugar, y sólo hallaron una galera en una cancha de basquetbol.

Detalló cómo vivieron los últimos años. Bajo el terror, tenían que trabajar para este grupo armado o si no, les cobraban una cuota de 500 pesos, esta situación los orilló a dejar todo, sus cultivos de maíz, frijol, garbanzo, casas, animales de carga y de granja, y con sólo la ropa que tenían puesta.

Víctor, el joven que nos contaba esta historia, nos dice que allá quedaron su papá, su tío y su hermano, detenidos; teme que vayan a matarlos, y pide al Gobierno del Estado, que encabeza, Héctor Astudillo Flores, que vayan a rescatarlos, pues ni el gobierno de Zitlala, ni Copalillo quieren intervenir.

El grupo armado es comandado por Francisco Javier Cuchillo, alias “El Espinozo”, y esto bien los saben las autoridades municipales y estatales, el pueblo ahora se quedó en manos de este grupo armado, ahí ya no hay maestros ni médicos, no hay transporte y nadie que se les oponga.

La situación podría expandirse a otras localidades como La Esperanza, Ayotzinapa, Huixcomulco, Tlapehualapa y Quetzalcoatlán, donde tiene presencia esta célula delincuencial, donde han estado desapareciendo personas y familias completas, sin que nadie los detenga.

Su futuro es completamente incierto, no tienen a donde ir, estaban acostumbrados a trabajar la tierra, y ahora todo les han quitado, los gobiernos municipales no los apoyarán y sólo esperan que el gobernador Héctor Astudillo tome cartas en el asunto, pues regresar a su comunidad no es una opción.