México.- Tras la masacre de 28 personas al interior del Centro de Readaptación Social de Acapulco, conocido como "Las Cruces", el gobernador Héctor Astudillo informó que al menos 60 personas serían trasladadas a centros de máxima seguridad, sin embargo solo han sido 13.

Una de las principales irregularidades encontradas en los centros penitenciarios de Guerrero, señaladas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), fue el hacinamiento, resultado de la sobrepoblación, y que, de acuerdo con autoridades estatales, fue una de las causas de la violencia generada el pasado 6 de julio.

Esta situación fue informada a autoridades de Guerrero a principios de junio a través de una serie de recomendaciones emitidas por la CNDH a diversos penales del país, donde observó que no existían las condiciones que garantizaran una eficiente reinserción social. 

En los 18 penales de Guerrero, la CNDH observó que existían áreas de privilegios, objetos así como sustancias sustancias prohibidas. Estas condiciones permitían a algunas personas en reclusión a ejercer violencia o control sobre el resto de la población. 

Contrario a la información ofrecida por el vocero del Grupo de Seguridad Guerrero, el gobernador indicó que solo son 13 las personas que han sido transferidos a penales de máxima seguridad, sin ofrecer mayores detalles por "cuestiones de seguridad".

“Se trasladaron personas 13 personas que era necesario trasladar, la mayoría de ellos a penales de máxima seguridad, por supuesto no puedo yo también asumir una comunicación, de cuándo, cómo, dónde, porque no es conveniente, como ustedes comprenderán”, dijo.

Tras la puesta en marcha del “Programa a la estructura de los mil 200 comedores comunitarios para la reacción inmediata ante contingencias ambientales”, en las instalaciones del Sexto Batallón de Ingenieros en Chilpancingo, Astudillo Flores también aclaró que durante los hechos de violencia en el penal de Acapulco, no hubo fuga.

Desde el interior de su vehículo, el gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores, se limitó a responder dos preguntas, sin bajar el cristal y con la puerta entreabierta, para luego arrancar su marcha y retirarse de la zona militar.