Saltillo.- Miguel Riquelme fue arropado por la clase política del país y del estado en su toma de protesta como gobernador, primero en el Congreso y después en un acto multitudinario. En nombre del presidente Peña Nieto, Alfonso Navarrete, secretario del Trabajo, le ofreció el respaldo de la administración federal desde el primer día de su gestión. En respuesta a una de las principales demandas de los coahuilenses, Riquelme invitó “a los poderes del estado y la sociedad en su conjunto para que no dejemos espacios al crimen, a la corrupción ni a la impunidad”.

Dijo que su gobierno apoyará al Sistema Estatal Anticorrupción “para que se lleve a cabo la prevención, investigación y sanción de hechos de corrupción. Lo mismo haremos con la fiscalización y control de recursos públicos, privilegiando en todo momento el principio de transparencia”. Riquelme reconoció el trabajo de su predecesor: “Rubén Moreira estuvo a la altura del reto”.

Después de unos comicios que polarizaron a los partidos y confundieron a la sociedad por las impugnaciones y el riesgo de nulidad, el gobernador advirtió que la confrontación y la contienda política son cosa del pasado. Su reproche a “quienes intentaron dividirnos” en el proceso posterior a la elección tuvo destinatarios obvios. Sin embargo, señaló que rendir protesta como gobernador “es el resultado de la decisión que los coahuilenses tomaron en las urnas de manera libre y democrática”.

Frente a la actitud de otros actores, aseguró, “siempre me mantuve respetuoso. Confié en la voluntad popular. Confié en el voto efectivo y la solidez de nuestras instituciones. Esos que quisieron dividir a Coahuila, se equivocaron. Le apostaron a la discordia. Quisieron sembrar odio y cuestionar lo que no les favoreció. Mientras ellos buscaban la división, la unidad fue mi bandera”.

En esa misma línea, Navarrete, precisó: “Aquí, en esta tierra, se ejemplifican claramente los valores de nuestra vida republicana: la democracia y la justicia. La democracia es un asunto de votos, la justicia es un asunto de pruebas. Aquí, en Coahuila, la gente habló en democracia y la justicia obró con pruebas”. Señaló que “es muy grato para el gobierno de la república atestiguar esta transición de poderes, especialmente cuando se entrega un gobierno en orden, con cuentas claras y resultados tangibles, y lo recibe un gobernante joven, con gran visión y sensibilidad de lo que demanda la sociedad coahuilense”.

Riquelme tuvo entre sus invitados al líder del PRI, Enrique Ochoa; al coordinador de la bancada tricolor en el Senado, Emilio Gamboa; a los gobernadores de Campeche, Colima, Durango, Guerrero, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Yucatán, Tlaxcala y Estado de México; al expresidente del CEN, Manlio Fabio Beltrones; al subsecretario de Gobernación, Humberto Roque, y a los exgobernadores Eliseo Mendoza, Enrique Martínez y Rogelio Montemayor.

Al iniciar el nuevo gobierno, pidió recordar que “como servidores públicos (…) nuestra razón de ser es dar solución a los problemas de la gente, esa es mi responsabilidad y mi obligación”. Dijo también que “La unidad es lo que nos hace fuertes ante la adversidad. Reconciliación es lo que Coahuila necesita para consolidar la construcción de un estado de bienestar para todos”.

Riquelme anunció el inicio inmediato del proceso de reestructuración de la deuda pública para lograr una mejor calificación crediticia y reducir costos. Con ello —apuntó— se liberarán flujo de caja y garantías para brindar mayor liquidez al estado. Informó de una iniciativa para crear la Secretaría de Seguridad Pública.

Entre los objetivos prioritarios de su administración figuran: “Fortalecer la estrategia de seguridad; cero tolerancia a la presencia del crimen organizado; estar al lado de las víctimas buscando justicia pronta y expedita; apoyar los esfuerzos de las familias y de aquellos quienes sufrieron secuestros o desapariciones; ampliar el acceso a derechos y a seguridad social, especialmente en el tema de salud.

“Garantizar el acceso a los derechos culturales como una de las soluciones más efectivas en el combate a la desigualdad, a la seguridad y a la exclusión social; impulsar el desarrollo social corresponsable; fortalecer la generación de empleo formal (fijó una meta de 170 nuevos empleos); (…) estrechar los vínculos entre sociedad y gobierno; (…) y consolidar el sistema estatal anticorrupción, la transparencia y la rendición de cuentas”.

Riquelme dijo que “Coahuila requiere voluntad, pero sobre todo unidad”, la cual “va mucho más lejos que la que se pregona de manera populista. La unidad a la que me refiero es práctica, activa, generosa y constructiva. (…) Nuestro estado ya decidió el rumbo que quiere seguir. La gente en Coahuila dio su confianza a un proyecto de propuestas y respeto a las instituciones. Quien insista en descalificar el Estado de derecho o infringir la ley, tendrá que responder por sus actos”.