El gesto de una agente de la policía de Berisso, en Argentina, conmovió tanto a sus compañeros que, motivados por su bondad, decidieron compartir el tierno momento. 

Celeste Ayala amamantó a un bebé hambriento que no paraba de llorar. Su madre había sido detenida y él se recuperaba de desnutrición en un centro sanitario. "Fui mamá hace poco y me di cuenta de que tenía hambre, se llevaba la mano a la boca, así que pedí permiso a los médicos para alimentarlo", explicó la oficial.

Tras comer, el niño no volvió a llorar, según informa La Nación. "Quiero hacer público este gran gesto de amor. Sin conocerlo no dudaste y cumpliste como si fueras su madre", le celebró un compañero en Facebook.