México. Para el doctor en ciencias marinas y profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), Miguel Ángel Ojeda-Ruiz, el desarrollo local de San Antonio debe incentivarse con base en la minería (a cielo abierto).

En un artículo explica que mediante un taller de planeación estratégica con personas de la comunidad, así como la participación de instancias de gobierno federal y estatal, se realizó un Plan Estratégico para la reactivación económica de San Antonio, municipio de La Paz, BCS.

El objetivo es diversificar la actividad económica. Como justificación de él y de quienes escribieron el artículo (Sergio Antonio Bianchi-Estrada y José Emer García de la Puente-Orozco), la minería generó el surgimiento de ranchos ganaderos, en palabra de los investigadores, hubo  “un desarrollo regional” en aquella época.

Sin embargo, es preciso destacar que el proyecto minero que tiene más de cinco años intentando operar en las cercanías del antiguo distrito minero de El Triunfo y San Antonio, Compañía Minera Pitalla SA de CV de Argonaut Gold, es una modalidad distinta, con impactos más agresivos socioambientales: minería a cielo abierto o megaminería.

Argonaut Gold tiene en su poder 15 concesiones que suman 46, 328 hectáreas en la región El Triunfo, San Antonio y Valle Perdido.

La actividad extractiva del pasado, caracterizada por un menor impacto, dejó daños irreversibles según consta en investigaciones. El Proyecto Residuos Peligrosos Grupo de Biogeoquímica Ambiental de la Facultad de Química (FQ), según publicó en 2015 BCS Noticias, concluyeron que las cenizas representan un alto riesgo para la biodiversidad y la salud de los habitantes, debido a la contaminación por arsénico.

“La minería a cielo abierto utiliza grandes cantidades de cianuro de manera intensiva, que le permiten recuperar el oro del resto del material removido. Para desarrollar este proceso, se requiere que el yacimiento abarque grandes extensiones (…) Entre los contaminantes de la minería a cielo abierto se encuentran los metales pesados, que se consideran elementos muy peligrosos para los se res vivos en general, debido a su toxicidad y a su elevada tendencia a bioacumularse”, expresó Enrique Sánchez y Laura Ortiz, en el artículo Escenarios ambientales y sociales de la minería a cielo abierto.

No obstante el rechazo que existe en la ciudades del sur de la Península de Baja California, Ojeda-Ruiz y lo demás autores insisten en que “el proceso de transformación de San Antonio cuenta ya con el apoyo de la comunidad local y académica, así como respaldo de un importante número de oficinas y funcionarios clave”.

Dentro de los resultados destaca la conformación de una asociación civil para bajar recursos del Fondo para el Desarrollo Regional Sustentable de Estado y Municipios Mineros y actualmente se gestionan 6 millones de pesos. Además, buscan un recurso en la Secretaría de Turismo de Baja California Sur para realizar actividades de aviturismo, así como integrar a San Antonio dentro de Programa de Pueblos Históricos.