Ciudad del Vaticano.- El Vaticano identificó a un sospechoso de la filtración a la prensa de documentos confidenciales sobre temas candentes del actual pontificado y cuya acción habría dado origen a la crisis denominada como vatileaks.

Mientras crece la irritación en la Sede Apostólica por la publicación en Italia del libro Su Santidad, del periodista Gianluigi Nuzzi, que devela cartas reservadas del Papa Benedicto XVI, este viernes el portavoz Federico Lombardi informó de la detención del denominado cuervo.

"La actividad de investigación iniciada por la Gendarmería, según instrucciones recibidas de la comisión cardenalicia y bajo la dirección del promotor de justicia, permitió identificar a una persona en posesión ilícita de documentos reservados", dijo.

"Esta persona se encuentra ahora a disposición de la magistratura vaticana para ulteriores pesquisas", agregó en una declaración a la prensa.

Aunque el vocero del Vaticano no ofreció mayores detalles ni dio a conocer la identidad del presunto filtrador, la prensa italiana reportó que se trataría del ayudante de cámara de Benedicto XVI, una especie de mayordomo del Papa, Paolo Gabriele.

En las últimas horas se reforzó la hipótesis según la cual otro de los responsables de la filtración de los reportes sería Ettore Gotti Tedeschi, el ex presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR), coloquialmente conocido como el banco vaticano.

Gotti fue sorpresivamente destituido de su puesto la víspera tras una moción de censura en su contra votada a la unanimidad por el Consejo de Superintendencia del IOR, supuestamente por no haber cumplido funciones de primera importancia.

El escándalo que azota a la Santa Sede se desató en enero pasado tras la publicación en la prensa italiana de una serie de cartas reservadas en las cuales se denunciaban supuesta corrupción y tráfico de influencias en diversas secciones del Vaticano.

La fuga de documentos fue bautizada por el mismo Lombardi como el vatileaks. En marzo pasado y tras semanas de encendido debate mediático, se anunció el inicio de una investigación para dar con los responsables de las filtraciones.

El Papa designó a una comisión de tres cardenales para llevar a cabo las pesquisas, un grupo encabezado por el purpurado Julián Herranz, miembro de la prelatura apostólica Opus Dei.