El tribunal de Granada que que se encargó de juzgar el caso del cura Román Martínez, sobre quien pesaban cargos de abusos sexuales en contra de un menor de edad, absolvió al clérigo quien quedó libre de todas las acusaciones.

La sentencia del órgano judicial se basó en "la inconsistencia del relato del acusador particular" en el juicio celebrado en marzo, del cual se dictaminaron "determinadas circunstancias" que el acusador "daba por ciertas e inequívocas, han sido desmontadas a través del material probatorio".

La absolución se determinó por “la falta de pruebas" en contra del sacerdote y de igual forma se consideró como factor decisivo, "la falta de convicción que el testimonio" del denunciante "nos causa, resultando de su relato aspectos absolutamente inverosímiles”.

Ante ello, Juan Pedro Oliver, presidente de la asociación PRODENI de apoyo a niños abusados y abogado de la acusación popular, declaró que “es un día triste, porque la gente va a creer que esto es un invento y va a seguir ahí en la oscuridad”.

Sobre los incidentes registrados en España, Oliver apunta que en ese país sólo se denuncia el 8% de abusos a menores, y afirmó que mientras no se cambie el procedimiento ni los plazos de prescripción seguirá reinando "el silencio más absoluto".

El caso, previamente, fue denunciado ante el papa Francisco mediante en una carta en la que se narraban "los supuestos abusos sexuales sufridos entre los años 2004 y 2007 por parte del procesado y las personas de su entorno, consistentes en besos constantes, masajes y masturbaciones que se producían hacia él y entre los miembros del grupo”.

Inicialmente fueron imputados, aparte del cura Román Martínez, nueve religiosos y dos laicos, en lo que se convirtió entonces en el peor caso de pedofilia ventilado en la Iglesia católica española, después de denuncias similares en otros países como Irlanda o Estados Unidos.