Tal vez a muchos de ustedes les sorprenda saber que la casa de Los Simpson existe en la vida real, esta en Red Bark, Nevada, en Estados Unidos; y tiene una de las historias más extrañas y tristes para todo el que fuera fan de la familia amarilla en algún momento. 

Todo empieza hace más de 20 años. Por extraño que parezca, en ese tiempo la serie no era tan popular y corría el riesgo de ser cancelada; para hacerle promoción, la gente de Fox ideó una de las dinámicas más arriesgadas de la historia, construirían y regalarían una replica de la casa de Los Simpson en la vida real.

Se contrataron a varios expertos en construcción y diseño de escenarios para tener una versión cuasi-perfecta de la vivienda; los colores, la estructura, incluso los muebles y habitaciones parecían sacados de la televisión. Fue tal el logro que mucha gente iba al lugar sólo para pasar unos minutos a experimentar lo que sería vivir en una caricatura. Hasta ahí todo era felicidad, hasta el día en que se hizo el concurso para regalar el inmueble.

Los interesados participaron en una lotería monumental organizada por Pepsi, el ganador se anunciaría durante un episodio de la serie; así, llegó el día y en la pantalla del televisor apareció el número ganador, el 9786065, teníamos a un feliz poseedor de la casa de Los Simpson. El problema es que nunca apareció.

Así es, nadie reclamó el premio. Después de este primer fracaso, los organizadores decidieron elegir a otra persona, esta vez la ganadora fue Barbara Howard de 63 años. La mujer vivía en una localidad de Kentucky de difícil acceso, por lo que trasladarla a la casa fue todo un reto, a pesar de ello, se mostraba feliz y aceptaba posar para las cámaras cuando le fue entregada la vivienda. Sin embargo, al final del día dio las gracias a Fox y rechazó la casa, señalando que mejor le dieran dinero. Los estudios le otorgaron la nada despreciable cantidad de 75 mil dólares.

Con otro fracaso monumental, los todavía dueños del inmueble enfrentaron más problemas. La junta vecinal no quería una casa de caricatura en su barrio, por lo que ordenaron se pintara toda la fachada con colores menos llamativos. No sólo eso, se tuvo que contratar seguridad las 24 horas porque los fans se estaban llevando parte del mobiliario como recuerdo.

Durante varios años no se supo qué hacer; Groening sugirió hacerla estallar, los vecinos se negaron; la agencia de bienes raíces que la tenía en su catálogo pensó en una demolición menos estruendosa, con el fin de remodelar y convertirla en una casa regular. No obstante, significaría una gasto mucho mayor que el hecho al momento de la construcción.

Con esto llegamos hasta 2001 cuando una mujer conocida como Danielle, quien trabajaba en la inmobiliaria, decidió comprar la despreciada vivienda. Curiosamente, ella no sabía que era la casa de Los Simpson, pues nunca fue fan de la serie, por lo que se mantuvo distante de todo lo que pasó a su alrededor.

Ahora la casa tenía dueña, pero lo problemas no terminaron. Aunque se dedicó a remodelar todo el interior de la vivienda, se topó con decenas de fans que querían entrar; un ejemplo es que una vez, mientras veía una película con su familia, notó que alguien estaba viendo por la ventana. Se trataba de un seguidor de Los Simpson.

Aún así no se rindió, con el tiempo pudo lidiar con este tipo de incidentes. No obstante, sigue recibiendo correspondencia para Homero, Marge e incluso para el "Ayudante de Santa".

Con información de Mental Floss.