Desde su anuncio, Batman Ninja ha generado una buena expectativa entre los fans del Caballero de la Noche, las películas animadas y el anime; pues sería la primera incursión de este personaje en el género japonés por excelencia, al estar producida la obra enteramente por talento nipón; destacando Takashi Okazaki, creador de Afro Samurai, y Junpei Mizusaki, productor de JoJo’s Bizarre Adventure. Ahora que ya pudimos ver la película, te diremos que es lo más extraño que alguien haya hecho con el héroe de DC.

La historia pone a la Batifamilia y a varios villanos en el Japón feudal, después de que fueran transportados por un dispositivo creado por Gorila Grodd. Debido a un desfase temporal, Batman llega con dos años de diferencia que el resto, para encontrarse un país asiático controlado por sus enemigos, quienes ahora fungen como shogunes de distintas regiones; será su deber detenerlos, al mismo tiempo que busca la manera de regresar a casa.

Si bien el planteamiento parece el tradicional de este tipo de obras, nada que no se haya visto en otra película de Batman o la Liga de la Justicia, poco a poco se va separando de su vena occidental, encontrando una vena más cercana al anime más extravagante.

Así, Batman Ninja no tiene empacho en hacer uso de los clichés clásicos de la animación japonesa; no sólo eso, los lleva un paso más allá siendo toda una oda a la exageración en su cerca de hora y media de metraje. Aquí es donde surge un problema fuerte con la audiencia; el concepto chocará de frente con todos los fans occidentales de Batman, ya que se aleja totalmente de todo lo que tradicionalmente se entiende como el mundo del Hombre Murciélago. Esto bien puede provocarles un rechazo automático.

Caso contrario con los entusiastas del anime, quienes pueden encontrar una obra divertida que combina lo mejor de oriente y occidente; en este caso, la estética japonesa contemporánea con los personajes de Batman. Para que se den una idea, hay un momento donde vemos una pelea entre robots gigantes, no importando que eso carezca de toda lógica para la época donde se desarrolla.

En cuanto a la animación como tal; esta es sin lugar a dudas espléndida, al hacer uso de varios estilos en distintos momentos sin que se sienta recargada. Tenemos Cell-shading, animación clásica, CGI e incluso ciertos toques del Ukiyo-e, pintura tradicional japonesa del siglo XVII. Asimismo, el diseño de personajes es muy bueno, se hizo un traspaso adecuado de la forma del cómic estadounidense a la forma nipona, sin que ninguno de los héroes y villanos perdiera sus elementos característicos; de hecho, estos se ven realzados.

Algo donde sí falla, más allá de subjetivismos, es en los subtítulos cuando se ve con audio en japonés; al parecer se añadieron diálogos para la versión en inglés y de ahí se hizo el trabajo de traducción; pues existen frases completas que son omitidas por los actores japoneses, pero que aparecen en pantalla sin contexto alguno, lo cual rompe la inmersión en la trama.

Batman Ninja no es una película recomendable para todos los fans de Batman; sólo para aquellos que también tengan nociones de lo que es el mundo del anime y sus exageraciones, de lo contrario, no podrán racionalizar lo que están viendo de manera positiva. El punto para disfrutarla, más allá de lo visual, es olvidar todo lo que sabemos del personaje y hacernos a la idea de que esto es lo que veríamos si Bruce Wayne fuera japonés en lugar de estadounidense.