México.- El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontró que el nombre de la ciudad Teotihuacán sería en realidad Teo uacan, la “Ciudad del Sol”,  dado por los pueblos que arribaron al valle luego del siglo VIII cuando el sitio ya estaba abandonado.

La propuesta de las investigadoras Verónica Ortega y Edith Vergara, así como del experto independiente Enrique Castillo es que el vocablo original del sitio alude a que en el lugar “se nombraba al Sol, al legítimo gobernante”.

La investigación se basa en análisis a estudios epigráficos e iconográficos de documentos del siglo XVI como el Códice Xólotl, así como a materiales arqueológicos sobre la metrópoli que aún preserva misterios sobre sus pobladores y lengua.

Los grupos que arribaron a la ciudad tras su abandono, entre los que se encuentran los mexicas, quienes pudieron investir a sus tlatoani o supremos gobernantes en el sitio desde el siglo XV, hipótesis que podría validarse debido a que era considerada un lugar de peregrinación.

Los investigadores desarrollan su propuesta mediante el análisis del Códice Xólotl que hizo Charles Dibble, documento que abarca cuatro siglos de historia de la ciudad de Texcoco y el Valle de Teotihuacán.

Ortega, quien es subdirectora de la Zona Arqueológica de Teotihuacan, encontró glifos que aluden a la ciudad en diversos eventos y que siguen la cronología de los gobernantes texcocanos, por primera vez en 1338, “la referencia parte de un personaje asociado a un pequeño sol y quien cuenta con las dos vírgulas de la palabra: la oratoria y la retórica”.

En un evento enmarcado entre 1409 y 1427 aparecen un par de pictografías que representan a una pirámide y un sol, glifo que representa a Teotihuacán, y que el el pie del mismo se nombra como “Teo uacan”.

La ciudad entonces está vinculada con la “hierofanía solar” o manifestación sagrada del sol, además aunque se trata de un solo concepto “compuesto por una marca urbana (la pirámide) y el resplandor solar”, sus elementos se ubican de forma indistinta sugiriendo que el nombre se escribió en diversas lenguas para que pudiera ser comprendido por los hablantes de otros idiomas.

La investigación indica que el significado del glifo es “Ciudad del Sol” sitio donde se nombraban y legitimaban a los hombres-sol o mandatarios a lo largo del periodo Posclásico que abarca desde finales del siglo XVI a inicios del siglo XVI.

Otros documentos son los trabajos del investigador Arthur J. Anderson, quien se refiere a los gobernantes como “Sol” citando una referencia de Fray Bernardino de Sahagún en el “Códice Florentino” y que concuerda con la expresión de Fernando Alva Ixtlilxóchitl en “Relaciones Históricas” que denomina a Teotihuacán “ciudad y lugar del dios”