De acuerdo con lo que dicta la religión judeo-cristiana, Adan y Eva, primer hombre y mujer del mundo; fueron expulsados del paraíso después de comer una manzana del árbol prohibido, desobedeciendo una orden directa de Dios, quien les aseguró que podía disfrutar de todo, menos de dicho fruto.

Sin embargo, dicha parte de la historia no sería del todo cierta, y no por culpa del relato en sí, si no por un error al momento de traducir la Biblia del hebreo al latín.

Esto sucedió en el siglo IV, cuando el papa Dámaso I le ordenó a Jerónimo de Estridón que hiciera una versión al latín de las "Sagradas Escrituras"; el problema es que él no dominaba el hebreo, idioma en que fue escrito el texto original. 

Aún así, hizo un trabajo muy respetable que dio como resultado la primera Biblia en latín vulgar; sin embargo, traía un error. Jerónimo confundió la palabra mālus (manzano), con malus (mal). Así, en la parte donde se menciona la prohibición, originalmente decía que era un árbol que tenía relación con el bien y el malo; al confundir las palabras, el traductor empató al árbol con un manzano.

¿Entonces cuál es el fruto prohibido? En realidad, cualquiera que se diera en un árbol. El texto original no es específico en ese aspecto, sólo señala que tiene que ser algo con semilla; bien podría ser una manzana, una pera, una naranja, granada e incluso un aguacate.

El hecho de que se continuara usando a la manzana, se debe a que nunca se le hizo una revisión a la Biblia de Jerónimo. 

Con información de Gizmodo.