La herida por el sismo del 19 de septiembre en México sigue fresca, de ahí que mucha gente se pregunte el porqué de esta reiteración en cuanto a catástrofes en en el país, sobretodo en la Ciudad de México; que ha vivido varios terremotos devastadores a lo largo de su historia.

Bueno, según una investigación liberada por el New York Times, la razón de que la capital del país esté en constante estado de emergencia, se debe a que está construida sobre un lago, o los restos de uno.

Como muchos sabrán, el mito dice que los antiguos aztecas llegaron al Lago de Texcoco, procedentes del norte del país; siguiendo a su líder, Tenoch, quien estaba cumpliendo una profecía dada por Tláloc que le indicaba que edificara una ciudad donde encontrara un águila parada en un nopal, devorando una serpiente. Así fue como se fundó Tenochtitlan.

Siglos después, los españoles decidieron construir el Virreinato de la Nueva España, sobre los restos de la devastada Tenochtitlan; es decir, construyeron encima de una construcción que estaba dentro de un lago. Durante la expansión de la ciudad, dragaron casi todo el cuerpo de agua, asegurando un mayor para trabajar. No obstante, no se estuvo nunca sobre un suelo firme, lo que quedó debajo de la capital de país fue (y sigue siendo) arena y arcilla; materiales suaves.

El problema con los sismos es que, al toparse con este tipo de materiales, las ondas, en lugar de continuar su camino expansivo para su posterior disolución; se estacionan, provocando que la energía se libere de forma lenta haciendo que los temblores se magnifiquen en esa zona, además de que prolongan su duración. Esto se puede ver en las siguientes imágenes, las zonas más de rojo obscuro, son las de mayor intensidad durante un terremoto como el del pasado martes 19 de septiembre.

Como darán cuenta, a pesar de la cercanía con el epicentro, las ondas de choque provocadas por el movimiento telúrico se comenzaban a desvanecer en este punto. En teoría, de estar construida en una zona de suelo firme, los sismos serían percibidos; pero sus consecuencias no se catalogarían como devastadoras en su mayoría.

A todo lo anterior hay que sumar que el país se encuentra casi en la intersección de 5 placas tectónicas (Norteamérica, de Rivera, del Pacífico, de Cocos y del Caribe), mismas que están chocando continuamente, provocando movimientos todos los días, aunque el 90% son imperceptibles.

Con información de The New York Times, Victor Cruz-Atienza, Instituto de Ingeniería de la UNAM y United States Geological Survey.