A partir de este jueves 5 de enero ya puedes acudir al cine para ver Assassin's Creed, la película basada en una popular serie de videojuegos de la compañía Ubisoft donde la estrategia, el misterio y la sangre son los elementos principales.

La película, que dura alrededor de dos horas, cuenta una versión modificada de la historia de la saga, donde el protagonista Callum Lynch (interpretado por Michael Fassbender) explora los recuerdos de su antepasado español, quien fue parte de una sociedad secreta de asesinos.

A través de una máquina de Realidad Virtual llamada 'Animus', Sophia Rikkin (Marion Cotillard) y su padre Alan (Jeremy Irons), planean encontrar la ubicación de un preciado y místico artefacto, la Manzana del Edén.

Siguiendo con la maldición de otras películas basadas en videojuegos, el director Justin Kurzel trató de darle vida a un guión incoherente y básico, que se pierde entre fragmentos de mucha acción, aburridas escenas dramáticas y actuaciones que sobran de intensidad para el argumento.

Probablemente se va a leer un poco exagerado, pero insistiré, los actores son demasiado buenos para la cinta: Michael Fassbender tiene un par de escenas en las que pierde la cabeza, que serían legendarias si estuvieran bien justificadas (dejando de lado su forzado acento español); Marion Cotillard, cuyo fuerte son los melodramas, parece llevar un ritmo totalmente diferente al del filme que se cae cada vez que tiene un diálogo.

Los momentos que te llegan a recordar el videojuego son la única razón por la que cualquiera podría disfrutarla; la fotografía es decente y aprovecharon bien momentos claves como el 'salto de fe' y las dinámicas de pelea y escape de los juegos originales.

Te recomiendo que la veas si no tienes otra opción, eres fan de alguno de los actores o simplemente tienes que cumplir con verla porque eres un fanático de Ezio Auditore.