Los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltazar pidieron a los niños que no envíen sus cartas en un globo, ya que los animalitos pueden confundir el plástico con comida, lo cual les provocaría mucho daño.

En lugar de esta práctica popular, aconsejaron a los niños a colocar los escritos en los zapatos o en el árbol de Navidad, también enviarla por correo, informaron a través de un comunicado el cual publicó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

"El elefante de Baltazar casi se ahoga con un globito que se le atoró en la trompita y nos dimos cuenta de que muchos otros animalitos y el medio ambiente también son afectados", escribieron los Reyes Magos.

Y es que los globos inflados con helio son de un solo uso, y al desinflarse, o después de reventarse por la radiación del Sol o por el contacto con la rama de un árbol caen cientos o hasta miles de kilómetros lejos de donde fueron soltados, lo que provoca que animales marinos o terrestres los ingieran al confundirlos con alimento, explicó la Semarnat

Asimismo, detalló que la fauna acuática, como aves, mamíferos marinos, peces y reptiles, son muy susceptibles a consumir globos; las tortugas marinas, por ejemplo, los ingieren porque piensan que son comida.

Daños del globo a la fauna

El globo, una vez dentro de sus cuerpos, causan obstrucción intestinal, lo que dificulta que se mantengan a flote o imposibilita que puedan sumergirse para huir de sus depredadores; "Las debilita y conduce a la muerte tras una lenta agonía".

Además, los hilos que sostienen a los globos y las cartas pueden enredarse en alas, aletas, picos o patas de animales silvestres, y estos al intentar liberarse, pueden mutilarse, enfermarse e incluso morir.

Y debido a los materiales con los que se elaboran los globos, poliuretano, látex o metal, materiales no biodegradables que tardan hasta 450 años en degradarse en el medio ambiente, también pueden contaminar ríos, lagos y mares, finalizó la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México.