México, 1 May.- El Palacio de Bellas Artes siempre ha tenido biografía, pero lo que no se ha documentado bien del recinto es su vida, las vivencias no documentadas y todo aquello que no está registrado en grabaciones o programas de mano; las vidas de quienes están en sus oficinas a diario y trabajan en su interior.

Con motivo de la exposición "Quodlibet", que presenta hasta el 17 de junio en el coloso de mármol, Pablo Helguera (Ciudad de México, 1971) dijo que para él eso es importante, "porque he trabajado como programador en diversos recintos a lo largo de mi vida, en auditorios y teatros".

Ahí ha presentado programas, de los cuales poco queda, por ser una tarea dirigida a lo efímero.

"Incluso cuando se graba, siempre dejando una memoria imperfecta, por eso me interesan los resquicios, las anécdotas mínimas, los silencios que en cierta manera pueden llegar a ser mucho más significativos que la historia oficial", precisó.

Explicó que "Quodlibet" (Bellas Artes) es la primera exposición individual suya que tiene lugar en el Museo del Palacio de Bellas Artes. La muestra parte de la historia de ese emblemático edificio y de su particular significado para la historia cultural de México. El concepto fue creado específicamente para el bello palacio.

Para ello, explicó, seleccionó los capítulos más conocidos del recinto y los mezcló con anécdotas sobre el inmueble, para presentar un ensamble narrativo a través de instalaciones, video, pintura y obra en papel.

Así reflexiona sobre la forma en que México tiene su identidad artística en espacios físicos, eventos y obras concretas.

Para eso, recurrió a archivos y objetos almacenados en bodegas de las compañías de danza, teatro y opera, elementos portadores de la historia de los espectáculos de los que fueron partícipes. "Usar la utilería del palacio para narrar su historia es totalmente autorreferencial, y la autorreferencialidad es algo que a mí me atrae".

La exposición, en la sala Paul Westheim, del Museo del Palacio de Bellas Artes, presenta más de 40 obras.

Dentro del conjunto se incluyen piezas que el artista conceptualizó y elaboró ex profeso para este proyecto, así como objetos de utilería que han sido utilizados en el escenario de Bellas Artes en distintas producciones.

El entrevistado añadió que también y de manera especial se exhiben piezas de gran valor histórico, como la partitura original de "Llamadas: Sinfonía proletaria", creada por el compositor mexicano Carlos Chávez, y el programa de mano original de la ópera "Aída", de 1950, con la actuación de la extraordinaria artista María Callas.

Sobre el nombre que eligió para la exposición, Helguera comentó que el quodlibet era una forma típica del barroco tardío, utilizada por Bach y sus contemporáneos para generar piezas ligeras que incorporaran varias melodías del momento en un popurrí que por un lado fuera divertido pero a la vez un ejercicio intelectual.

Durante el proceso de conceptualización de "Quodlibet" se enfrentó a una historia que no había sido documentada, incluso la narrativa del proyecto parece residir en la anécdota como recurso de historicidad.

Helguera habló de cómo interpreta esta situación, ante la conformación de la identidad artística moderna en México.

Señaló: "Recuerdo un comentario que Alfonso Reyes hacía de Jaime Torres Bodet sobre que él no había tenido "vida" sino "biografía", debido a que el segundo había vivido una vida poblada de trayectoria profesional, brillante, pero poco colorida; el palacio ha tenido siempre "biografía", pero no se conoce su "vida".

Surgió la remembranza: "Al comenzar a tener oportunidad de hacer exposiciones en museos ya había trabajado dentro de un museo por varios años. De manera que los dispositivos de interpretación y todo aquéllo que contribuye a proyectar una versión autoritativa de lo que uno está viendo me eran muy familiares", señaló.

Así, dijo, le fue fácil apropiarse de ellos para ficcionalizarlos, es decir, generando conferencistas falsos o materiales didácticos que fueran, en sí, la obra. "La perspectiva histórica se presta a la ficción porque la memoria es creadora y selectiva, y el testimonio histórico es difícil de corroborar cuando uno no ha vivido personalmente esa historia".

En "Quodlibet" el objetivo no es mentir directamente, sino entrelazar una historia a través de una memoria altamente específica de hechos y anécdotas mínimas, algunas excéntricas y acaso absurdas, del palacio. Esto es decir que la selectividad de la historia es en sí una ficcionalización, concluyó el artista visual entrevistado.

Pablo Helguera vive y trabaja en Nueva York. Estudió Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas y en el Instituto de Arte de Chicago y ha presentado su obra de manera individual en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (Parallel Lives, 2003) y el Royal College of Art, de Londres en el 2004.

También ha expuesto en numerosas muestras colectivas en varios de los museos más importantes del mundo y en el 2003 participó en la octava Bienal de La Habana y en "Performa", la primera bienal de performance de Nueva York. De igual forma destaca su trabajo como promotor cultural y especialista en educación.