México - Si bien es cierto que para ser padres no existe un manual, tampoco significa que sea una premisa definitiva. Las experiencias de los demás pueden trazar una ruta para tomar buenas decisiones en la crianza de los chicos. 

Los hijos son el reflejo de los padres, no te creas a pie juntillas esto, sin embargo si debes optar por comportamientos que influyan positivamente a tus niños.

A continuación te sugerimos 5 comportamientos que harán que tu hijo no sufra depresión, ansiedad, rabia, relaciones familiares tensas, problemas con sus amigos, autoestima baja y conflictos emocionales a lo largo de su vida.

1. Ignorar o minimizar los sentimientos de tu hijo. Si tu hijo manifiesta tristeza, enfado o miedo y tú te burlas de él, lo humillas, lo ignoras o te ríes, estás minimizando sus sentimientos. Básicamente, le estás diciendo que lo que siente está mal. Cuando haces esto, frenas el amor de tus hijos y pierdes oportunidades para crear ese vínculo que les haga saber que sus padres les quieren de manera incondicional.

2. Menospreciar al otro progenitor. Si no manifiestas afecto y amor hacia tu pareja delante de vuestro hijo, el niño no desarrolla ese barómetro que le indica lo que es el amor o a qué se parece. Si desprecias a tu pareja y la rechazas, amenazando con el divorcio, creas un estado crónico de ansiedad en tu hijo. Si ya estás divorciado y te mantienes frío, distante, crítico y enfadado con tu ex, estás enviando a tu hijo el sutil mensaje de que tu ex es la causa del divorcio y de que tú tienes que ser su mamá o papá favorito. Esto es alienación parental.

3. Hacer de tu hijo una prolongación de ti mismo. Si, como padre o madre, asocias tu propia imagen y tu valía a la apariencia de tu hijo, a su carácter, a sus habilidades y hasta a sus propios amigos, le estás haciendo entender que le quieres por lo que tiene, y no por lo que es. Esto hará que ellos busquen agradar en lugar de emprender, y que siempre estén preocupados por si son o no lo suficientemente buenos.

4. Entrometerte en las relaciones de tus hijos. Dirigir cada acción de tu hijo en lo que a relaciones se refiere (ya sea con amigos o con profesores) inhibe su madurez. Por ejemplo, si tu hijo se mete en un lío en la escuela y tú vas inmediatamente a hablar con el profesor para arreglarlo, o estás constantemente diciéndole cómo tratar a sus amigos, el niño no aprenderá a manejar por sí mismo los aspectos más complejos de sus relaciones.

5. Sobreprotección. Cuando protegemos a nuestros hijos frente a todo problema o emoción, hacemos que crezca su autoestima y que piensen que tienen derecho a todo, cruzando a veces la línea del narcisismo. Esperan que la vida sea más fácil de lo que es y quieren todo para ellos, independientemente de cómo sea su comportamiento. Luego podrán deprimirse y confundirse cuando no obtengan lo que creen que se merecen.

Con información de The Huffington Post