En 1962, Jorge González Camarena pintó a Victoria Dornelas, una joven originaria de Tlaxco, Tlaxcala, que representaba su ideal de mujer mexicana: ojos profundos, cabello azabache, piel morena, un tanto corpulenta, segura de sí misma y majestuosa.

Por una década, su obra ilustró más de 350 títulos escolares de la Secretaría de Educación Pública (SEP), imprimiéndose en un total de 523 millones de ejemplares y en 1992 se retomó para ediciones conmemorativas. 

Tiempo después, Marcel González Camarena viajó a Tlaxco en busca de la inspiración de "La patria", pero no halló rastro de Victoria. Ni datos en el registro civil ni en los libros de bautizo. Ni familiares. Nadie supo nada de ella.

"Pero sí existió. Mi abuelo la conoció a los 16 o 17 años, estaba casada con el guarura de algún político. Deben de haberse encontrado por ahí de 1959 o 1960, pero él ya la había pintado muchos años antes. Ya me imagino el impacto que le causó conocerla", cuenta el nieto mayor del muralista para La Jornada.