Cada vez se acerca más la fecha de la boda real entre el príncipe Harry y Meghan Markle; una pareja que ha roto con muchas de las etiquetas reales y cuyo enlace matrimonial está poniendo nerviosos a la administración de la primera ministra,  Theresa May.

Desde hace unos días se supo que la primera ministra británica pidió a la pareja real que no hicieran enfurecer a Donald Trump; ya que el mandatario no oculta su desagrado por el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y el hecho de invitarlos podría significar un desaire al republicano que seguramente terminaría en un “escándalo diplomático”.

Lo cierto es que el círculo de amigos de la pareja, los futuros esposos quieren tener en su boda a Barack y Michelle, por lo que existe estrés entre los altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Número 10 de Downing Street.

Sin embargo, el Daily Mail citó a una fuente cercana a la pareja, quien confirmó que ni Trump ni Obama serán invitados a la boda que se realizará el próximo 19 de mayo en Windsor, porque la fiesta será “Solo para amigos y familiares, no un evento oficial de Estado".

Como la boda no es un acto de Estado, el Gobierno solo tiene un papel consultivo en su organización. La lista de invitados es elaborada en su totalidad por el Palacio de Buckingham en lugar del Departamento de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte, que preside los eventos nacionales como los funerales estatales.

Es importante resaltar el hecho de que el príncipe,  de 33 años, entabló una buena amistad con los Obama; mientras que Meghan,  hizo comentarios despectivos sobre Trump durante su campaña electoral en 2016.

Con información de RT