No es nada nuevo enterarnos de que en México ocupamos el primer lugar en obesidad a nivel mundial; sin embargo, el Informe de Nutrición Mundial 2017 nos permite saber qué tan mal estamos en términos de malnutrición y compararlos con cada uno de los 140 países que conforman el estudio.

El informe también toca el tema de la emaciación (pérdida de masa muscular) que enfrenta nuestro país; donde el 1% de los niños menores de cinco años la padece y el 12% presenta un retraso en el crecimiento.

Según los resultados, el 65% de las mujeres adultas mexicanas tienen sobrepeso y 15% de mujeres en edad reproductiva padece anemia. México enfrenta a un gran reto derivado de la desnutrición y la obesidad pues la población presenta “cargas significativas” de tres tipos de malnutrición: retraso en el crecimiento infantil, lo que incide de manera negativa e irreversible en la capacidad cerebral; anemia en mujeres en edad reproductiva, que pueden implicar graves consecuencias para la salud maternal e infantil, y mujeres adultas con sobrepeso. En cuanto a los hombres, el 64% padece obesidad y 5% de niños menores de cinco años presentan sobrepeso.

El Informe de Nutrición Mundial 2017 exige que la nutrición ocupe un lugar central en los esfuerzos para poner fin a la pobreza, luchar contra las enfermedades, elevar los estándares educativos y luchar contra el cambio climático.

“Un niño bien nutrido tiene 33% más de probabilidades de salir de la pobreza. Aprenden mejor en la escuela, son más sanos y se convierten en miembros productivos de sus economías. Una buena nutrición proporciona la capacidad cerebral, la infraestructura de la materia gris para construir las economías del futuro”, dijo Jessica Fanzo, copresidenta del Informe de Nutrición Mundial.

El Informe de Nutrición Mundial es una evaluación independiente del estado nutricional del mundo. Hace un seguimiento de los objetivos relacionados con la nutrición maternal e infantil y las enfermedades no transmisibles relacionados con la dieta adoptados por los estados miembro de la Organización Mundial de la Salud, además de evaluar las actuaciones de los gobiernos en relación con sus compromisos. Su objetivo es facilitar la elaboración y el cumplimiento con compromisos de alto impacto por parte de los gobiernos y otras partes interesadas para poner fin a la malnutrición en todas sus formas.

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