Según una investigación publicada en la revista Open Biology, al fallecer, algunos de nuestros órganos continúan vivos, y ciertas células buscan que el cuerpo se reponga hasta por 36 horas después de que el cuerpo murió.

Para llegar a esta conclusión, los médicos experimentaron en peces, ratas y cebras, en cuyos cadáveres encontraron órganos vivos hasta 48 horas después de haber declarado la hora de la muerte. Aún no se sabe cuál es el proceso detallado de este “apagado gradual”, pero esto abre la pauta a investigaciones más profundas.

“No todas las células están ‘muertas’ cuando un organismo muere. Las células tienen diferentes periodos de vida, de regeneración y resiliencia al estrés extremo”, explica Peter Noble, autor y profesor de microbiología de la Universidad de Washington y la Universidad Estatal de Alabama.

El estudio expone además que los genes y células asociados con el cáncer, la inflamación, el estrés y otro tipo de factores aumentan 24 y 48 horas después de la muerte, informó el portal Seeker.

Esta es la razón por la que algunos donantes aumentan el riesgo de desarrollar cáncer luego de ser trasplantados. "Dado que la transcripción de genes asociados con el cáncer y la inflamación pueden aumentar ‘post mortem’, el análisis de estas actividades y patrones podría revelar cómo estos problemas de salud surgen y cómo el cuerpo reacciona una vez se han establecido”.

Con información de Pulzo.