De unos años para acá si piensas comprar una prenda de ropa, lo haces pensando en que esta no durará más allá de un año, unos meses o después de la tercera lavada, y es que todas las tiendas de ropa operan bajo el esquema del llamado fast fashion que consiste en vender ropa de baja calidad a precios accesibles para que consumidor pueda comprar en mayor cantidad y frecuencia.

Esto ha traído consecuencias a las sociedades de consumo, en lo que se refiera a costear el acelerado ritmo de consumo que implica este esquema, de los cuales se pueden distinguir al menos 5 consecuencias que a continuación las explicaremos.

Como en casi todo lo que tiene que ver con las industrias actuales, la regla es producir mucho, rápido y barato, con el fin de que las utilidades aumenten mes con mes, por lo que las grandes empresa aprovechan los vacíos legales em materia laboral y ambiental que operan en países tercermundistas para reducir al máximo los precios y así, conseguir vender la ropa a precios ridículamente bajos.

Las organizaciones se aprovechan de la necesidad de los países de tener inversión extrajera, lo que conlleva a la debilitación de los sindicatos y creación de leyes que favorecen al inversionista extranjero en vez de los trabajadores, lo que se conoce como outsourcing.

Con el fin de que la moda sea cada vez más rápida, y los consumidores se sientan más inclinados a comprar, las tiendas sacan hasta 57 colecciones al año, en vez de 2 o 4, donde los diseños son más planeados y más originales. Sacar muchas colecciones en el año, implica plagio, cosa que la tienda Zara lo conoce bien debido a las multiples demandas que ha tenido que enfrentar por este tema.

De acuerdo con recientes datos, la industria textil es la segunda más contaminante, provoca al menos un 20 por ciento de la contaminación acuífera. El daño inicia desde el momento en que elabora la prenda y continua cada vez que se lava en casa.

De acuerdo con Greenpeace se encontró residuos hormonales y químicos cancerígenos en ropa hecha por 20 marcas reconocidas como Armani, Benetton, Calvin Klein, Diesel, Esprit, Gap, Levi Strauss & Co., Victoria?s Secret y Zara.

Los productores saben bien que nadie invertirá en ropa que sólo se usará por un máximo de 6 meses, por lo que toda la producción debe estar hecha con materiales de baja calidad y que aún así los precios sigan bajos pero con ganancias grandes. Cada vez que vestimos de Zara o Forever 21 lo más seguro es que, sin saberlo, entremos en constante contacto con pequeñas dosis de químicos nocivos.

La gestión de desperdicios no es un tema que les preocupe a las grandes tiendas, por lo que toda su producción terminará en un vertedero enorme de desperdicios textiles esperando a desintegrarse en los próximos cientos de años. La mayoría de lo vertederos están en países se de tercer mundo, especialmente en África.

Al entrar grandes cantidades de ropa para ser vendidas en los famosos mercados de pulgas, la vestimenta tradicional local se transforma o se reemplaza para dar lugar a las toneladas de tendencias caducas y carentes de sentido. Moda sin lenguaje.

Con información de Resvista Código