Esta es una cinta negada rotundamente a ser puesta en una sola categoría; parte fábula, parte ciencia ficción, una historia que va más allá en busca de contarnos una lección de vida. Nuestra guía: Eliza nos muestra como el amor no tiene forma determinada, puede venir en el momento más inesperado y cuando eso pase, se hará hasta lo imposible por mantenerlo.

Desde un inicio vemos que la vida de Eliza (Sally Hawkins) está estructurada por un sinfín de días monótonos acompañados por su mejor amiga y colega Zelda (Octavia Spencer); ambas trabajan como intendentes de una instalación gubernamental secreta - es menos emocionante de lo que suena- hasta que un día aparece, directo del amazonas, adorado como un Dios por los nativos, una extraña criatura con todas las características de un pez, pero con anatomía humana. Eliza poco a poco se involucra con la criatura: primero son huevos cocidos, después es música y danza, para dar paso a un plan que podría destruir todo lo que ambos han construido.

Guillermo del Toro dirige y coescribe esta historia.Tratando de alejarse de su racha de cintas blockbuster sin corazón ('Pacific Rim' y 'Crimson Peak') trata de recapturar la gloria de “Laberinto del fauno” está vez con un presupuesto mínimo en comparación pero enorme en contenido y forma. Del Toro fusiona dos temas que lo apasionan: criaturas y amor. Sale de su zona de confort abordando temas poco tocados por el realizador. El resultado es un milagro visual, la forma en que se cuenta es única y muy bien llevada. El diseño de producción es impresionante.

El elenco es increíble comenzando por Hawkins. La actriz dice más con una expresión de su rostro que docenas de páginas de guión, reviviendo un poco su papel en Happy go Lucky de Mike Nichols. La química que se crea entre Eiza y la criatura (interpretada por Doug Jones) es bien manejada y natural, en ningún momento se siente forzado o ridículo, recordándonos el filme clásico de Jean Cocteau “La bella y la Bestia”. 

Del Toro se caracteriza por pintar villanos absolutos, está vez no es la excepción, con Strickland encarnado por Michael Shannon, el actor le da una dimensión interesante al personaje, explora la forma de refrescar la visión del realizador pero todo esfuerzo es en vano y se pinta un villano con una motivación simple y poco interesante.

Técnicamente La Forma del agua es perfectamente bien llevada, llega a un nuevo nivel la filmografía del director. Curiosamente el cineasta vuelve a trabajar con el fotógrafo Dan Laustsen, que hace un trabajo impresionante, dándole al proyecto la profundidad y estilo clásico que se requería. La banda sonora viene a cargo de Alexandre Desplat conocido por su trabajo en “King’s speech” y Argo. El músico hace más que un soundtrack, una cama sonora que une cada elemento de forma audaz e interesante ya que combina su estilo con la música preseleccionada que va desde un clásico de Glenn Miller hasta Carmen Miranda.

'La forma del agua' es la mejor cinta de Guillermo del Toro. Es un verdadero deleite ver a un realizador mexicano llegar a un nivel que nadie pensaría al ver "Blade 2". Ve y disfruta de esta fábula que está construida con un corazón enorme y que te dejará una lección que será difícil de olvidar.