Después de 25 años de leal servicio como marido trofeo, Máximo se enfrenta a la dura realidad, a sus 50 años su esposa lo reemplaza por un hombre más joven, ahora este Gígolo debe de encontrar un nuevo camino en su vida.

Esa es la premisa de una de las cintas más genéricas del año que ha aparecido en pantalla. Eugenio Derbez está dispuesto a entrar al mercado americano aún si tiene que convertirse en la versión mexicana de Adam Sandler (Omar Chaparro debe estar preocupado). Esta es una historia de redención en cámara lenta -dos horas de duración- no es spoiler, es obvio- y se siente cada minuto de la misma como una eternidad.

El primer acto es difícil por su mala edición y falta de lógica en los diálogos y sufre de un problema común en el cine actual, intenta abarcar narrativamente lo más posible dejando poco espacio para que el público tenga un respiro y crezca el interés por el viaje de Máximo en su nueva vida.

El director Ken Marino hace un trabajo exageradamente simplista y solo se concentra en permitir a sus actores sacar la escena a su tiempo sin intervenir siquiera con un lenguaje interesante o propositivo.

El elenco principal sostiene la película decorosamente empezando por Eugenio y su humor al que ya nos tiene acostumbrados, pero de igual forma se lanza a la segura con el mismo estilo de comedia que nos daba en TV desde hace décadas. Salma Hayek encarna a Sara, hermana de Máximo, la química surge por sí sola, pero de nuevo el vagón se les sale de los rieles cuando intentan improvisar y Salma es un tanto tronca en ese departamento. Rob Lowe es el actor revelación, encarna a otro gígolo que lucha por mantener su estilo de vida aún si tiene que humillarse de forma inhumana para seguir en el juego, su actuación es excelente y le da una dimensión más profunda a lo que significa en cinta ser un amante trofeo

Por otra parte, los cameos son infinitos. Michael Cera, Raquel Welch, Kristen Bell, Rob Riggle y hasta Omar Chaparro hacen su entrada. Todos excelentemente puestos para mantener el interés del público americano dispuesto a soportar  tediosas escenas de familia y clichés latinos.

Cómo ser un latin lover es una cinta simple, en ocasiones entretenida y en otros sobrepasa los límites solo para mantener el interés del público. Nuestra recomendación es esperar a que la estrene su servicio de streaming favorito, quizá Eugenio solo debe ser presentado en pequeñas dosis para ser efectivo.