Esta es la adaptación al best seller de William P. Young que narra el vivir de un hombre al perder a su hija en un viaje al bosque para finalmente asumir que fue asesinada, meses después recibe una carta en su buzón que le pide ir a la cabaña donde encontró el vestido de su niña así como su sangre, pero al acudir al lugar se encuentra con Dios, Jesus y el Espíritu Santo, ahí están para contestarle cualquier duda con respuestas tan vagas y redundantes, si, casi como la misma biblia.

Obviamente se trata de una película con altos, altísimos valores cristianos, que intenta responder la duda más existencialista y egocéntrica del buen cristiano “¿Por qué me paso esto a mí -si soy tan bueno-?” 

Esta pregunta andante es protagonizada por el casi extinto Sam Worthington que lo recordamos por su cinta cúspide “Avatar” y que en futuros años no pararemos de ver secuelas de esa historia a medio cocinar, pero sigamos con el tema: Worthington lleva un gran carga sobre los hombros, su misión es brindar voz y  emotividad a la situación, pero no lo hace, no hay coherencia. Su entrega de líneas es torpe, como una patada en la ingle. 

El resto del elenco es un desfile de personalidades que han interpretado a valiosos personajes secundarios toda su vida, saben su trabajo y lo cumplen.

Narrativamente es un desastre, comenzando por un flashback de la relación que llevaba nuestro personaje principal con su padre, quien extrañamente nunca más es mencionado ni siquiera por Dios que lo ve todo…

Las experiencias que vive este personaje durante sus tres días de estadía en esta “cabaña” son las más confusas para cualquier otro con dos dedos de frente; sin embargo, el personaje -obviamente- sale con algo positivo después de conocer a la santísima trinidad en persona.

Quizá esta no es una película para todo público, pero de igual forma esto no excluye el hacer una buena historia de ella, algo que no se encontrara aquí por ningún lado. Tristemente el año pasado salió un filme similar que abordaba a la perfección la experiencia humana en la religión, “Silencio” de Martin Scorsese, que es superior en todo sentido y que por supuesto nadie vio en cine, ahora es tiempo de darle una oportunidad.