México.- En medio de la desolación producida por los numerosos feminicidios ocurridos en el Estado de México -entidad con mayor número de casos reportados en los últimos años- el futbol aparece como un oasis en el desierto para cientos de niñas que ven en la pelota una oportunidad de revertir la peligrosa situación que a diario enfrentan.

Tal es el caso de Guadalupe García, mujer oriunda de San Juan Coajomulco, quien descubrió que el solo hecho de pisar una cancha es ya un acto de rebeldía contra la violencia de género, pues en nuestro país el balompié tradicionalmente es practicado por los hombres.

Lupita, como la conocen las más de 300 niñas mazahuas que a diario entrena, formalizó este proyecto para que las mujeres de la entidad y del resto de la república se empoderen y aprendan a decir: "este cuerpo es mío y nadie lo toca si no quiero".

De acuerdo con cifras recogidas por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, al menos 263 mujeres fueron asesinadas durante el 2016 en el la citada entidad federativa. Asimismo, se reporta que más de 7 mujeres son ultimadas de manera violenta en México día con día.

Sin embargo, esto no es motivo para que muchos padres de familia impidan que sus hijas asistan a los ensayos debido a que se oponen a que ellas “abran las piernas” en el campo de juego. Pero lo más preocupante de la situación, es que además de no tener alternativas deportivas, tampoco cuentan con oportunidades de empleo o educación, lo que las hace más vulnerable al yugo patriarcal.

A pesar de esto, Lupita reveló que algunas de sus pupilas han sido observadas por diversos visores de la Liga MX Femenil, incluso admitió que Liliana González, la portera de su equipo, interesó a la Selección Mexicana.

También relató que su infancia fue muy complicada, puesto que el alcoholismo padecido por su padre derivó en que sus hermanas fueran obligadas a casarse a los 15 años. No obstante, a ella le tocó experimentar algo diferente pues "yo ya trabajaba como empleada doméstica y mi gusto por la lectura me permitió descubrir cosas, me volví desobediente”.

Y agrega: “Para mí estar en un campo de fútbol ha sido un acto de rebeldía (...). Me permitió no quedar embarazada tan chiquita, para no casarme”, lo cual le dio la chance de poder dedicarse de lleno a la formación de las futbolistas.

Por su parte, Lili, quien espera algún día defender el arco del Tri, plantea que el futbol ayuda "a desquitarte pero con el balón del machismo”, mientras porta un suéter con la leyenda "What is life without goals" (Qué es la vida sin metas).

Con información de AFP